Por lo general, las ventanas de los aviones están compuestas por dos o tres paneles hechos de resina acrílica. Si fueran solo ventanas de cristal, como las de los automóviles, estas podrían romperse a causa de la diferencia de presión entre la cabina del avión y el exterior, lo que significaría que el avión se iría a pique, señala el portal Bright Side.

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Estos pequeños agujeros permiten que el aire circule entre la cabina y el área entre los paneles, para que la presión se iguale entre ellos.

El nombre oficial de este agujero es ‘respiradero’ y “sirve como una válvula que permite que la presión del aire de la cabina de pasajeros y la del aire que hay entre el panel externo y el central se equilibren. Este asegura que la presión de la cabina durante el vuelo se aplique solo al panel externo, preservando así el panel central para situaciones de emergencia”, de acuerdo con Marlowe Moncur, director de tecnología de GKN Aerospace, líder mundial en desarrollo y fabricación de ventanillas para cabinas de pasajeros, citado por el portal Gizmodo.

Además, ayudan a que las ventanas no se empañen ni acumulen hielo, así los pasajeros pueden tomar bonitas fotos desde el cielo.