En el premio ‘Libro de Cuentos Ciudad Bogotá’, un estímulo del área de Literatura del Instituto Distrital de las Artes, Idartes, se postularon 161 propuestas entre las cuales habilitaron 133 para la evaluación del jurado.

Entre esas, la obra del quindiano José Julián Trujillo Restrepo, titulada ‘En lo absoluto’, fue elegida ganadora. Los jurados fueron Ramón Eduardo Cote Baraibar, Alejandra Jaramillo Morales y Marta Lucía Orrantia Sabaraín. 

Trujillo Restrepo tiene 45 años, nació en Plato, Magdalena, pero desde los 3 años vive en el Quindío. Estudió en el colegio San Luis Rey y en el Carlo Magno, en el Sena y diseño industrial en la Universidad Tecnológica de Pereira, de la que se graduó en el 2005. Posteriormente se especializó en Gestión de Proyectos de Diseño e Innovación.

Es empresario independiente del sector gastronómico y fabrica muebles en madera. La literatura ha sido un proceso autodidacta.

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“Yo arranqué como independiente y emprendedor, con mis hermanos desde la universidad creamos un café y una tostadora. Estos proyectos tienen cierto reconocimiento en el departamento”. Desde los 14 o 15 años empezó a interesarse en la lectura y autores como Dostoievski, Borges, Kafka y escritores nacionales fueron los que lo hicieron lector.

La escritura llegó debido al disfrute que le despertaba la lectura. Trujillo escribe cuentos y tiene algunos proyectos de novela. Mientras empezaba su pregrado, en el 2002, obtuvo un premio de la Universidad Externado de Colombia con un cuento corto que postuló entonces.

“Nunca he vivido de la escritura, aunque escribo desde hace mucho. Es difícil darse a conocer en este plano, sobre todo porque la parte laboral consume mucho de mi tiempo. Este es el primer libro que publico. Ahora este reconocimiento que recibo de Idartes es un estímulo que anima a continuar con la escritura, a seguir con esta pasión”.

‘En lo absoluto’ es un libro que reúne 18 cuentos, fue publicado con el Taller de Edición Rocca y fue presentado en la Feria Internacional del Libro de Bogotá del 2022. 

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“La temática general es cómo la cotidianidad y el azar se pueden volver arte. Buena parte de los cuentos giran alrededor del arte, no obstante, esta es una excusa pues el trasfondo de estos relatos es la soledad, el silencio y la búsqueda del significado de la vida. Estos 3 elementos muestran a artistas que llevan el arte hasta el límite, a lo absoluto. De ahí el título”.

Parte de estos cuentos fueron escritos hace más de 4 años. Durante la pandemia escribió otros y tras ver la convocatoria en el 2021 que abrió Idartes, decidió reunirlos y enviarlos al concurso. El premio, además de un recurso económico, también incluía la publicación del libro.

“El proceso de edición duró alrededor de 3 meses, fue un proceso bonito. El libro tiene ilustraciones entre cuento y cuento, la portada y el diseño, todo eso lo conversamos con la editorial”, explicó.

Para Trujillo Restrepo este premio fue algo sorpresivo. “Yo había quedado contento con el resultado de los cuentos, pero no esperaba ganar. Se presentan muchos escritores a estas convocatorias por eso para mí es muy gratificante. Hace que me crea y asuma un poco más de disciplina en este aspecto, quizás en algún momento uno pueda vivir de esto. Esto me encanta, cuando leo un libro o cuando consumo arte siento que me salgo de este mundo e ingreso a algo más allá del mundo. Es algo un poco contradictorio, pero la lectura y la escritura funcionan como refugio y recurso para entender el lugar en el que vivimos. No dejaré de leer y escribir hasta que muera, esto no es una impostura, es un placer”.

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Un fragmento de uno de los cuentos de ‘En lo absoluto’: “Enoc Rojas entró a mi despacho, histérico, saltándose todos los protocolos, pasando por encima del portero y pisoteando a mi secretaria. Así lo trato de recordar. Pero mi memoria es rebelde al pretender modelarla. Por eso lo recuerdo como entró: sin saltarse nada, ni pisar a nadie. Empezando porque nunca he tenido portero ni secretaria. El hecho es que aporreó la puerta que estaba ajustada. Y no tenía por qué entrar así.

Llevaba tres años sin verlo. Y cuando se pierde el contacto visual y verbal con un amigo, las buenas costumbres y el sentido común indican que, al primer momento del reencuentro, se muestre reserva, respeto, cariño, efusividad y palabras de hermandad”.