La Colección de Insectos de la Universidad del Quindío inició sus actividades en el 2004, un año después de que se abriera el programa de Biología en este plantel y desde entonces se han recolectado allí cerca de 50.000 ejemplares.

Así lo dio a conocer Andrea Lorena García Hernández, bióloga graduada de esta alma mater, con maestría en ciencias con énfasis en entomología de la Universidad Nacional de Colombia, quien es docente de la institución y directora de la colección, y mencionó que “una colección de insectos o cualquiera biológica es la evidencia del patrimonio de la biodiversidad del país, así que son ejemplares que representan la historia de una especie en un momento y lugar específico y nos permite monitorear y rastrear nuestra biodiversidad”.

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Agregó: “Muchas veces solo quedan estos ejemplares como representación de bosques que ya no existen o ríos que ya están contaminados y solo tenemos estas especies en las colecciones para evidenciar lo que hubo. Otras especies hacen parte de procesos de conservación, con los cuales podemos evidenciar la necesidad de preservar relictos naturales o por lo menos sin intervención humana, para la protección de los ecosistemas”.

Reseña histórica

La bióloga resaltó que los primeros individuos que recibió este centro de estudio fueron acuáticos, de un trabajo en el que ella participó, por lo que desde entonces está vinculada a este proceso.

“Iniciamos con proyectos de investigación que buscaban resolver preguntas de cómo los insectos pueden responder a cambios ambientales y procesos de contaminación de fuentes hídricas. Después se empezó a fortalecer el área de entomología en el programa de Biología y paralelo a esto, había una colección creada desde los años 80 en el programa de licenciatura en biología, que era el museo de artrópodos y aunque las 2 funcionaban de manera individual, en el año 2017, por algunas reestructuraciones administrativas, con el fin de concentrar esfuerzos en una sola colección, se reunieron las 2 bajo el cuidado inicialmente del Centro de Estudios e Investigaciones en Biodiversidad y Biotecnología, Cibuc, y quedó bajo el nombre de la Colección de Insectos de la Universidad del Quindío, que hoy tiene un espacio físico en el cuarto piso del bloque de Ciencias Básicas”, informó García Hernández.

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Señaló que la colección está nutrida principalmente por trabajos de grado y proyectos de investigación, no solo de insectos, sino de otros animales cercanos como los artrópodos -donde están los arácnidos-, miriápodos -llamados ciempiés o milpiés-, y unos pocos crustáceos, porque la mayoría de estos están asociados al mar y no tienen colección marina.

Así mismo, algunas especies han llegado a través de donaciones que generalmente hacen otras universidades y otras colecciones. “En algunas ocasiones recibimos material de consultorías ambiéntales, sin que sea algo frecuente”.

Los ejemplares catalogados

La directora de la colección manifestó que del total de ejemplares, aproximadamente 20.000 están catalogados, lo que quiere decir que hacen parte de bases de datos de consulta, y cerca de unos 11.000 están en las bases de biodiversidad del país y esperan publicar el resto que tienen sistematizados.

“Nosotros tenemos énfasis en el departamento del Quindío, pero también contamos con ejemplares de zonas cercanas como norte del Valle del Cauca, Risaralda, Caldas y algún material que viene como donación de otros departamentos”.

Sobre los procesos de recolección en campo, indicó que la Universidad del Quindío ha tenido algunos permisos y aunque en el año 2000 se inició una restricción importante para estos, actualmente el plantel tiene uno que comenzó a regir desde 2014 y tiene vigencia hasta 2024.

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“Estos permisos limitan un poco en las zonas en donde podemos recolectar ejemplares para las colecciones. Nosotros tenemos un interés especial en tener una representación de la vertiente occidental de la cordillera Central, sobre todo en la zona centro del país, que es donde estamos ubicados, aunque en 2018 tuvimos un permiso de recolección nacional, lo que nos ha permitido responder interrogantes y hacer investigaciones en otros lugares. Consideramos que aún tenemos mucho trabajo por hacer hacia la parte alta de la cordillera y en el sur del Quindío en municipios”, concluyó.