La cocina, a pesar de ser un espacio pequeño y poco visitado por los integrantes de la casa, puede convertirse en un lugar para disfrutar y conectarse con todos.

Cocinar es una excusa perfecta para pasar más tiempo con los que quieres y transformar un día común en uno especial, con el mejor de los ingredientes: tu familia.

Por eso, anímate a invitar a tus papás, tus hermanos y hasta tus tíos a cocinar juntos para llenar de beneficios tu vida y la de ellos:

1. Aprende a planificar y trabajar en equipo

Saber qué plato vamos a preparar, los ingredientes que necesitamos, cuánto tiempo debemos esperar en cada cocción, trazar un plan y delegar funciones, son tareas que desarrollan el sentido de responsabilidad y compromiso con la familia y la preparación.

2. Las cosas nuevas generan interés

Si todos conocen el trabajo y el tiempo que se invierte en la preparación de cada plato, definitivamente querrán probarlo; apreciarán cada detalle y lo compartirán con más placer, convirtiéndolo en algo mucho más especial y único. Además, el plato tendrá los ingredientes que a todos les gustan, porque cocinando juntos cada uno aporta su toque personal, incluyendo nuevos sabores que permitirán que los demás se abran a cosas nuevas, garantizando el éxito en la preparación final.

3. Practica matemáticas, incluso química

Normalmente las recetas tienen medidas distintas para los ingredientes en cada preparación, por ejemplo: 1/4 de taza o 1/2 cucharada, 1 libra o 453 gramos. Así, sin darnos cuenta, estamos aplicando conceptos matemáticos que podríamos enseñarles a los más pequeños de la casa de una forma más fácil y divertida.

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Además, comprenderán mejor las ciencias naturales si los involucras y les permites evidenciar cómo actúa la levadura al hacer crecer la masa para la pizza.

Por otro lado, también puedes darles conceptos químicos al poner a hervir agua y ver su evaporación; o al observar lo que pasa cuando se mezclan ingredientes con densidades distintas, como en el caso del agua y el aceite.

4. Fortalece vínculos

Por lo general, el momento alrededor de la mesa es corto y no nos da la oportunidad de sacarle provecho para compartir con nuestra familia. Por eso, cocinar juntos no solo promueve el trabajo en equipo, también crea el momento perfecto para aprender más de los gustos de cada uno, así como sus sueños y expectativas, convirtiendo la cocina en un espacio donde pueden hablar de cualquier cosa, integrarse y disfrutar. ¡Aprovéchalo!

5. Crea tradiciones

¿Por qué no volver a cocinar el ajiaco o el lomo de cerdo con la salsa secreta de la abuela? Puedes recordar esos momentos y enseñarles a los demás mientras les cuentas historias familiares y así, hacer de la cocina, un hábito con los que más quieres.

6. Afianza tu confianza

Participar activamente en las preparaciones de la comida familiar te ayudará a perder el temor y a tener determinación en el momento de cocinar platos sencillos o elaborados. Esto te dará la confianza para enfrentarte a la cocina y disfrutar deliciosas recetas sin ser un experto.