El entomólogo alemán Johann Karl Wilhelm Illiger fue el autor del libro Introducción a la sistemática de mamíferos y aves, publicado en 1811, en el que avanzó en el concepto de familia taxonómica y en el que creó la superfamilia Psittacoidea para todos los loros del mundo.

Dentro de ella ubicó la familia Psitacidae, que comprende los papagayos, cotorras, loros y pericos de América y de África. Illiger, para estas designaciones, usó la palabra griega, psitakos, que significa loro, en la que hay 2 subfamilias: una en América (en la zona neotropical), con 35 géneros, llamada Psittacinae; y otra pequeña en África, al sur del Sahara, con 2 géneros, que es la subfamilia Arinae.

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Dentro de la subfamilia Psittacinae está el loro o cotorra coroniazul, denominado en inglés Indigo-wigned parrot (loro de alas azules), de nombre científico Hapalopsittaca fuertesi.

El género Hapalopsittaca fue descrito y publicado un siglo después, en 1912, por el ornitólogo norteamericano Robert Ridgway en el libro Diagnosis de algunos nuevos géneros de aves americanas.

El vocablo Hapalopsittaca lo formó de, apalos, que traduce delicado y, psitakos, que ya se ha indicado que significa loro. O sea, loro delicado. Hay 4 especies de este género.

La descripción y publicación de la especie Hapalopsittaca fuertesi fue realizada en el mismo año por Frank Michler Chapman, quien ejerció la rara combinación de ornitólogo y banquero, y quien estuvo además vinculado al Museo de Historia Natural de New York y al Field Museum de Illinois en Chicago.

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El epíteto específico fuertesi lo colocó en homenaje a Louis Agassiz Fuertes, un célebre ilustrador de aves nacido en los Estados Unidos y quien, con ocasión de sus tareas artísticas, visitó muchos países, Colombia entre ellos.

El loro coroniazul es endémico de este país y solo se da en los Andes de Quindío, en los bosques de niebla, páramos y subpáramos, entre los 2.600 y los 3.500 metros de altitud. Tiene comportamiento grupal.

Está en peligro crítico de extinción: así figura en la Lista de aves amenazadas de Colombia y en la Lista roja de especies en peligro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, UICN.

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La causa principal es porque su pequeña población, en un territorio muy limitado, está sometida a creciente pérdida de hábitat por extracción de madera. Sin embargo, hay reportes positivos de los buenos resultados de los nidos artificiales hechos por grupos conservacionistas. Vale la pena protegerlo.