Una idea errónea que como adultos tenemos en muchas ocasiones es pensar que la ansiedad es solo cosa de grandes, no de niños. Sin embargo, experimentar este trastorno en la infancia o adolescencia es mucho más común de lo que nos imaginamos.

Se estima que entre un 10 y un 20 % de los menores de edad sufren ansiedad o la experimentarán en algún punto de su infancia o adolescencia. Además, es uno de los problemas de salud mental más frecuentes, por encima de la depresión y los trastornos de conducta.

Por esto, te contamos lo que debes saber sobre la ansiedad en niños, sus síntomas, alertas y cómo ayudarlos a tratarla.

¿Cómo se manifiesta la ansiedad en los niños?

Lo primero que debemos saber es que los síntomas de la ansiedad en niños son muy diferentes a los que veríamos en adultos. Estos son los síntomas más comunes:

  • Miedo.
  • Preocupación.
  • Irritabilidad.
  • Enfado.
  • Fatiga.
  • Dolor de cabeza.
  • Dolores de estómago.
  • Problemas para dormir.

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Además, cuando se presenta a mediados de la infancia, suelen traer consecuencias en otras áreas de la vida del niño como lo académico, lo social y lo familiar, afectando su calidad de vida.

¿Cómo ayudar a reducir la ansiedad en un niño?

La Academia Americana de Psiquiatría del Niño y Adolescente de España señala la terapia psicológica cognitivo-conductual como la solución más acertada para trabajar los trastornos de ansiedad leves.

Estas son las 5 bases de esta terapia que como familia podrán aplicar para ayudar a reducir la ansiedad:

  1. Psicoeducación: es clave que tanto el niño como sus padres entiendan el trastorno y que en conjunto, con amor, trabajarán para su intervención.
  2. Técnicas de relajación y respiración: con estos ejercicios podrás reducir el nivel de ansiedad (en caso de encontrarse en medio de una situación estresante) y evitarla, al practicar en momentos de calma y estabilidad.
  3. Exposición a situaciones que causan ansiedad o estrés: también es importante que, de manera medida y controlada, vayamos exponiendo a los niños a escenarios que sean estresantes para él.
  4. Entrenamiento en habilidades sociales: poder hacer recreaciones de situaciones sociales ayudará a que tu hijo potencie sus habilidades, así no será un detonante de ansiedad
  5. Condicionamiento operante: esta estrategia consiste en ofrecer estímulos positivos para que la conducta deseada se repita.
  6. Reestructuración cognitiva o autoinstrucciones de competencia: cambiar el lenguaje y las expresiones con las que los niños se hablan a sí mismos vienen desde lo que escuchan de tu parte. Aliéntalos siempre con frases como “¡Vamos, tú puedes!”.
  7. Estrategias para la resolución de problemas: que tengan la capacidad de encontrar soluciones sin agobiarse es uno de los mayores fines de estas terapias.