Los tatuajes se han convertido en parte esencial de muchas personas, algunos lo usan para recordar un evento importante, mientras que otros lo hacen simplemente porque les gusta.

Como es el caso de Melissa Sloan, una madre amante a los tatuajes que ahora está sufriendo de discriminación, pues no ha logrado conseguir trabajo debido a su apariencia.

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Melissa contó en una entrevista que desde los 20 años empezó a tatuarse intentando cubrir las heridas emocionales que le causó su medio hermano desde los 6 años, tras ser víctima de abuso. Desde esa edad hasta hoy, con 45 años, su cuerpo se ha ido llenando de diferentes dibujos que cubren su rostro, brazos y en general todo su cuerpo.

 

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Debido a su aspecto físico le han negado la oportunidad de trabajar. La mujer también ha afirmado que es adicta a la tinta, por lo que siempre carga con su propia maquina de tatuar a cualquier lugar, contando que se realiza al menos tres diseños nuevos a la semana, a pesar de nunca haber cometido ningún delito ni haber estado en la cárcel, sus tatuajes tienen un “estilo prisión”, que algunas personas ven como de mal gusto.

Melissa dijo: “El primer trabajo que tuve fue limpiando hace mucho tiempo, limpiando baños. La gente ha dicho que nunca he tenido un trabajo en mi vida, lo tuve una vez y no duró mucho”.

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A pesar de que su adicción por los tatuajes ha llegado muy lejos, ella no pierde la esperanza de encontrar un empleo afirmando “Si alguien me ofreciera un trabajo mañana, lo tomaría”.