Lo que la gente ve cuando pasa por la casa que habita Juan Carlos Muñoz en el barrio Castilla, Medellín, es una pared de muebles viejos, cosas podridas y chatarra retorcida, un amasijo de basura maloliente que cubre toda la casa.

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Pero lo que ve Yaneth Muñoz, la hermana de Juan Carlos, es un doloroso drama de salud mental que tiene a su hermano como víctima y a las autoridades de la ciudad como grandes responsables de esta problemática, por omisión y negligencia.

El problema empezó en 2018. Juan Carlos, un hombre solitario y sin ingresos fijos, se quedó a habitar en la casa familiar. El hombre empezó a reciclar y a recoger chatarra y enseres viejos con la esperanza de que alguien pasara cada tanto y le comprara algo que le permitiera recoger algunos pesos con los que pudiera subsistir.

Lo que realmente estaba ocurriendo, cuenta Yaneth, es que personas inescrupulosas del sector le estaban pagando a su hermano monedas para depositar allí todo tipo de materiales que no se llevaba la ruta de Emvarias: escombros, chatarra y hasta materiales industriales.

También descubrió que su hermano, en realidad, era más víctima que responsable. La primera y única vez que recibió ayuda de la Alcaldía para evacuar la basura, Yaneth logró también que una psicóloga del municipio valorara a Juan Carlos. El diagnóstico arrojó que tenía un severo trastorno compulsivo.

Pero en adelante se quedaron solos. Juan Carlos no tardó en volver a cubrir su casa de basura, mientras Yaneth ha pasado los últimos años buscando desesperadamente ayuda profesional para su hermano y para evitar una tragedia en el sector.

Hace un par de semanas logró que Juan Carlos entrara a rehabilitación y emprendió, otra vez junto con su hermana, una carrera contrarreloj para vaciar la casa. De su propio bolsillo, ante el desamparo de todas las autoridades a las que ha acudido, lograron sacar hasta el viernes 17 volquetadas repletas de basura y faltaba todavía cerca del 25 por ciento de la casa por limpiar.

Yaneth señala que lo hacen no solo para ayudar a su hermano, sino porque realmente existe un riesgo que puede afectar a los vecinos, pues la casa –aunque está con los servicios cortados– tiene gas en su interior y con el más mínimo fuego que se prenda podría desencadenar un incendio, agravado por los materiales contaminantes que pueda tener. Esto sin contar los riesgos sanitarios por malos olores, humedad y presencia de plagas.

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En el sector hay un jardín infantil que lleva más de ocho años padeciendo las problemáticas del mal manejo de residuos, pues antes incluso de que la casa empezara a ser un dolor de cabeza inescrupulosos habían convertido el área que rodea el jardín en botadero de basura.

El futuro de Juan Carlos es incierto. Es posible que, tal como en otras ocasiones, lo dejen salir de rehabilitación con apenas tres o cuatro semanas de estadía, para volver nuevamente a colmar la casa de basura. Yaneth pide empatía para lograr que su hermano salga de ese círculo vicioso en el que está por cuenta de su enfermedad y para solucionar un problema que los supera como familia.