Sam Altman es, sobre todo, un mito. Hay expertos en tecnología que afirman que fue un niño genio: a los 8 años ya sabía programar. A esa edad, la mente que está detrás de la empresa de inteligencia artificial OpenAI, una de las más importantes en el planeta, tuvo su primer computador: una Macintosh de la marca Apple.

Sam es un treintañero (37 años) de pelo castaño que casi siempre lo lleva desordenado. Mide 1.73 metros de estatura y tiene ojos verdes. Es de signo tauro. Es el hijo de la dermatóloga Connie Gibstine. A los 16 salió del clóset en su casa y en el colegio: es abiertamente gay. Es empresario, programador e inversionista. En estos momentos es, además, una de las personas más influyentes en la industria de la tecnología.

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Se crió en una familia judía en Chicago, Estados Unidos. Estudió informática en la Universidad de Stanford en California, pero en 2005 abandonó la carrera: prefirió dedicarle todo su tiempo al desarrollo de Loopt, una aplicación móvil que permite ubicar a otras personas en tiempo real, una idea que surgió mucho antes de que existieran Facebook, Twitter o WhatsApp: alcanzó una valoración de más de 175 millones de dólares. Sin embargo, debido a la poca aceptación por parte de la gente, vendió el proyecto por 45 millones de dólares.

En 2008 fue nombrado por Bloomberg BusinessWeek como uno de los “Mejores jóvenes emprendedores en tecnología” y en 2011 se convirtió en socio de Y Combinator, la empresa que se dedica a apoyar startups. En 2015 unió su visión con la de Elon Musk para crear OpenAI, una empresa dedicada a la investigación y desarrollo de proyectos basados en inteligencia artificial (IA) benéficos para la humanidad. Han trabajado juntos durante mucho tiempo en varias iniciativas: Sam fue miembro de la junta directiva de Tesla (2014-2018) y ha colaborado para la compañía de neurotecnología de Musk llamada Neuralink.

Fue destacado como el principal inversor menor de 30 años por Forbes en 2015. Un título bastante merecido: su nombre aparece como inversionista de importantes empresas como Airbnb, Stripe, Pinterest, Zenefits, True North, Verbling, Soylent, Change.org, entre otras. En 2017 recibió un título honorario de la Universidad de Waterloo de Canadá.

José Betancur, director de Nodo Eafit, dice que Sam es alguien a quien están escuchando bastante en el sector tecnológico, porque sabe de lo que habla y elige. “Se ganó un derecho a existir en términos de estar montado en lo que es. Ha tenido una serie de buenas apuestas en materia de inversión”.

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Su visión

Sus ideas más que cambiar el mundo, lo que pretenden es que la IA esté en función del desarrollo humano y no en contra. Que sus principios sean la ética, la seguridad, la transparencia y la colaboración. Así lo afirmó Jhon Ballesteros, profesor de la Universidad Nacional. “Es una figura muy influyente en los últimos cinco años, su liderazgo ha tenido un impacto bastante significativo en términos de cómo se aborda el emprendimiento y cómo investigar en la IA”, agregó Ballesteros.

Según Personality Database, el portal que recopila los datos de las personalidades de los famosos, la forma de ser de Altman es tipo INTJ-5w6. Esto significa que es extremadamente metódico y empírico, y que frecuentemente está comprobando la efectividad de sus ideas para obtener una retroalimentación. Es, además, un científico estereotipado que defiende el método científico.

“Tenemos un proceso interno donde tratamos de romper las cosas y estudiar los impactos. Recurrimos a auditores externos. Tenemos equipos rojos externos. Trabajamos con otros laboratorios, tenemos la seguridad de que las organizaciones miran cosas que ChatGPT va causar o está causando”, contó Sam durante un evento el mes pasado.

Es cercano al Partido Demócrata de los Estados Unidos y es recordado por sus diferencias con el expresidente Donald Trump en temas relacionados con el cambio climático y la igualdad salarial.

El científico Danny Gómez Ramírez, profesor en la Institución Universitaria Pascual Bravo, también lo describió como una persona bastante enfocada y con un alto nivel de concentración. “Es medianamente introvertido porque dedica horas y horas de trabajo continúo en temas de tecnología, lo cual requiere un cierto tipo de aislamiento”. Pero al mismo tiempo es lo suficientemente extrovertido para poder crear sus empresas en las que tiene contacto con inversionistas. Es muy astuto en modelos de negocios. Tiene una mezcla peculiar en sus actitudes.

“Tiene una preocupación profunda por las mayores necesidades de la humanidad actualmente, pero también le preocupan mucho los mayores riesgos de la vida en la tierra relacionados con la guerra y los virus, le da un exceso de importancia a estos temas”.

Precisamente, según el experto en tecnología Diego Páramo Atalaya, el CEO de OpenAI está preparado para el Doomsday. Es decir, está equipado para reaccionar ante una posible guerra nuclear o por si una IA se sale de control y comienza a “aniquilar la humanidad”. Tiene máscaras de gases, oro y yodo para contrastar la radioactividad. Hay quienes dicen que tiene hasta un búnker para protegerse ante estas amenazas. Una actitud que se podría catalogar como una visión apocalíptica, sin embargo, pasa algo extraño y es que tiene una noción optimista para tratar de cambiar el mundo, lo que hace aún más difícil descifrar su lógica.

En su newsletter del pasado 20 de enero, el periodista de tecnología de El País de España Jordi Pérez dijo que Altman es “el típico joven listísimo (es de esos que piensa cada frase antes de decirla) que admite con parsimonia que esto que hacen tendrá un impacto económico brutal, pero que ‘todo irá bien’”.

Su filosofía no se enfoca tanto en moverse rápido, sino en sacar productos que sean un poco imperfectos pero que con el tiempo se vayan adoptando en la sociedad. Esto incluye la gente, las instituciones y los gobiernos. Que se vayan adaptando: sintiendo la tecnología como algo práctico.

“Entiendo por qué los educadores sienten lo que sienten (…) Y creo que esto es solo el nuevo vamos a tratar de, ya sabes, hacer algunas cosas a corto plazo y puede haber formas de ayudar a los profesores a ser un poco mejores para detectar cualquier texto de un sistema tipo GPT. Pero honestamente, una persona decidida va a lograr sortear y no creo que sea algo en lo que la sociedad pueda confiar. Ahora estamos en un mundo nuevo”, argumentó Sam frente al impacto de ChatGPT en la educación.

Su gran argumento, contó Pérez, es que “los humanos nos adaptaremos” a estos nuevos avances, esa es la razón por la que constantemente está innovando. El origen de ChatGPT fue junio de 2020, cuando salió GPT-3, aunque OpenAI lleva más tiempo trabajando en esta línea.

Entonces, ¿por qué sus ideas están revolucionando el campo de la IAl? Gómez afirmó que hay una razón y es que no está usando modelos nuevos, sino que utiliza los que existen, los clásicos, pero les incorpora una capacidad técnica muchísimo más grande para producir programas muy maduros.

Sam Altman tiene una visión optimista y prudente frente a la tecnología, pero a la vez es consciente de que se tiene el riesgo de que se desvíe. Sabe de los desafíos de la IA. También es de los que piensa que si se saben controlar los desarrollos y se tiene un uso adecuado benefician a la humanidad. Estos son los capítulos que ha escrito uno de los pesos pesados de la inteligencia artificial en el planeta en la actualidad .n

Otros grandes de la tecnología en el mundo

Elon Musk

Al multimillonario sudafricana, de 51 años, no le basta con revolucionar el mundo, lo quiere hacer también en el espacio: con su compañía de cohetes SpaceX planea volver a llevar al hombre a la Luna. Es, además, dueño de Tesla, el fabricante de automóviles eléctricos. Hace poco compró Twitter por 44.000 millone de dólares. En 2015 con Sam Altman fundaron OpenAI.

Jeff Bezos

El empresario de 59 años dejó el cargo de CEO de Amazon, pero mantiene su participación en la compañía en el consejo de administración como presidente ejecutivo. En 2013 adquirió el diario The Washington Post por 250 millones de dólares. También es el dueño de la empresa de viajes espaciales Blue Origin, la cual logró el primer viaje tripulado en 2021.

Mark Zuckerberg

Es el dueño de Meta, la empresa que reúne a grandes como Facebook, WhatsApp, Instagram y Oculus VR. En 2018 fue la persona más joven en aparecer en la lista de multimillonarios de la revista Forbes, con una fortuna de 73.200 millones de dólares. En 2021 anunció uno de sus últimos proyectos: las experiencias inmersivas en el metaverso, ya tiene avances.

Bill Gates

El empresario, informático y filántropo estadounidense es uno de los diez hombres más ricos del mundo: tiene una fortuna superior a los 116.000 millones de dólares. Gates fue uno de los creadores de Microsoft, empresa tecnológica que produce software de computadora, productos electrónicos de consumo, computadoras personales y servicios relacionados.