Las Big Tech se enfrentarán a la regulación estatal más agresiva desde su surgimiento. Empresas como Google, Facebook, Apple, Amazon y Tiktok creían que eran intocables. Sin embargo, mientras pasaba el tiempo, los Estados y la sociedad se daban cuenta de que había que regularlas. Los cantos de sirena ya no seducen a nadie, y antes ayudan a abrir los ojos cada vez más.

Facebook y Google se vieron sometidos al escrutinio estatal y público en 2021. Google entabló una lucha y hasta amenazó con irse al gobierno australiano si seguía con la idea de que el gigante debía compartir las regalías con las cadenas de noticias. A Facebook desde adentro la desnudaron: “Había constantes conflictos de interés entre lo que es bueno para el público y lo que es bueno para Facebook”. Dijo Haugen en 60 Minutes, de la cadena CBS. “Facebook siempre escogía optimizar su propio interés, ganar más dinero”.

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Pero la cosa no ha ido también para los negocios de estos gigantes. Reino Unido aprobó un código que ya es ejemplo a seguir en otros países. Estados Unidos sabe que las Big Tech necesitan más control y vigilancia. A seguir con el reglamento británico que puso por encima la seguridad mental de los niños que los negocios de los grandes tecnológicos. Como publicó recientemente el Financial Times: “Los legisladores de California planean presentar un nuevo proyecto de ley para proteger los datos de los niños en línea”.

La sociedad está comprendiendo rápidamente que hay que regular y, sobremanera, controlar a los que tienen mucho poder. El Reino Unido ha sido el primero en establecer reglas más claras y estrictas pero ya Estados Unidos, puntualmente el estado de California donde viven y se desenvuelven los Big Tech ya van en la misma dirección:

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“El proyecto de ley de California, que cuenta con el apoyo bipartidista, se produce cuando los legisladores estadounidenses expresan cada vez más su preocupación por la protección de los niños en línea y exigen normas para proteger mejor la privacidad, la seguridad y la salud mental de los niños”.

También el proyecto de Ley de California pretende ponerles fin a las prácticas donde las plataformas dominantes discriminen o quiebren a las empresas más pequeñas que dependen de sus servicios, a los que se le denomina autorreferencia. La ley establece quién es un gigante tecnológico en términos de números de usuarios, capital suscrito o músculo financiero.

Sabemos que no se quedarán de brazos cruzados y las campañas masivas de cabildeo serán las la orden del día, pero la sociedad necesita con urgencia límites bien demarcados a los pulpos financieros y los gobernantes deben escuchar a sus electores.

“A pesar de los millones de dólares de cabildeo gastados por los monopolistas para influir en los legisladores, un grupo bipartidista de senadores acaba de declarar con una voz clara que las grandes tecnologías son demasiado poderosas”, dijo en un comunicado Sarah Miller, directora ejecutiva del Proyecto Estadounidense de Libertades Económicas.