Así lo reveló un reportaje de Financial Times en el que seis jóvenes estudiantes de la Urban Rail Transit School de Zhengzhou, ubicada en la provincia china de Henan, dieron indicios de que pudieron ser explotados laboralmente mientras que fueron parte de la fase de ensamblaje del último celular de Apple.

Varios de ellos afirmaron ante ese medio de comunicación que fueron “obligados” a trabajar en la instalación para cumplir con los requisitos de sus pasantías.

Como era de esperarse, ante un tema tan delicado, Apple salió a dar su versión de los hechos y lo hizo a través de un portavoz que accedió a hablar con el portal especializado Mashable. En la comunicación, el portavoz confirmó que sí hubo estudiantes chinos involucrados en el ensamblaje pero que ellos trabajaron de forma voluntaria y que fueron debidamente recompensados por los servicios que prestaron.

“Durante el curso de una auditoría reciente, descubrimos casos de estudiantes internos que habían trabajado horas extras en una instalación de proveedores en China. Hemos confirmado que los estudiantes trabajaron voluntariamente, fueron compensados y obtuvieron beneficios, pero no se les debería haber permitido trabajar horas extras”.

Los estudiantes aseguraron que llegaron a trabajar hasta 11 horas diarias en la fábrica de uno de los proveedores de la marca de la manzana y Apple reconoció que eso no debió haber pasado.

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El portavoz hizo mucho énfasis en que Apple cuenta con especialistas que se dedican a “garantizar que se cumplan los estándares adecuados”. Al parecer hubo un descuido en esta ocasión y no está del todo claro quién fue el responsable directo del mismo.

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