Todos llenos de mentiras y concentrados en pendejadas documentadas en las revistas para mujeres que hablan del blanqueamiento del orto como primera medida para garantizar que el sexo anal sea bueno.

Otras han compartido su dolorosa experiencia asegurando que dejar que un hombre les rompa el culo es un acto de amor y entrega, porque al final duele y nada tiene que ver con el placer femenino. ¿Qué es eso de lo que todos escriben y nadie tiene la verdad absoluta?

Les mentiría si les digo que el sexo anal ha sido mi fantasía siempre o que fue placentero las primeras veces. Mi primera vez estuvo basada en la gran mentira “si me lo dejo meter por detrás es porque realmente te amo”. Nadie me obligó, fue con mi primer novio e hice todo lo que no se debe hacer: no estaba excitada, no sabía qué era un lubricante y estaba al lado de otro virgen que había aprendido su técnica super profesional en una película porno ochentera. Esa fórmula no podía salir bien por ningún lado, la experiencia había sido el mejor de los fracasos y ese día “concluí” que el ano era de una sola vía, de salida.

Descubrí que, aunque el sexo anal no tiene nada que ver con el amor, sí tiene que ver con la calentura y la maña. A pesar de los gustos y lo que caliente a una persona las terminaciones nerviosas están en los mismos lugares en los cuerpos y en el ano hay muchísimas que si se estimulan de la manera correcta producen un placer, en mi concepto, diferente y envolvente.

Antes de que su amante, ayudante, pareja, alter ego, etc. le meta lo que quiera que le entre en esta cavidad, llena de mitos y demonios, trate de relajarse, porque si no afloja los músculos del culo le van a doler. Tenga a la mano un lubricante porque la saliva no desliza y cuando se seca puede hacerlo todo más traumático. A mí me gustan los lubricantes que se calientan con el uso, los aceitosos compatibles con el látex. Con el dedo, la punta del pito, la lengua, o con el objeto que quiera, estimule el orto como si estuviera estimulando el clítoris, los pezones o las tetillas. Si está relajado y estimulado, le aseguro que este pequeño orificio va a tomar vida propia y va a succionar eso que se ha dejado en la entrada del sentadero. Insisto, la calentura es la clave para que no duela y demórese lo que necesite hasta que las ganas sean insoportables.

Sería irresponsable de mi parte no decir que una vez penetrado el ano, si quiere seguir metiéndolo (lo que sea) por otras cavidades, es necesario usar otro condón, lavar el pito, la mano, el vibrador… para evitar infecciones.

Mi experiencia ha sido más explosiva masturbándome al tiempo que pasa todo el otro proceso. Me parece más divertido con otra persona, aunque sola también me la he pasado buenísimo.

El asco es un prejuicio aburridor que lo arruina todo. Para disfrutar del sexo en general, se le recomienda al entusiasmado lector que se deshaga del pudor y los escrúpulos, como dijo alguna vez Woody Allen, el sexo sucio es el único que está bien hecho… o algo así. Perder el miedo a los “accidentes”, no siempre se puede hacer un lavado antes de tener sexo, no siempre se sabe cuándo se van a encontrar las ganas con las oportunidades y en caso de alguna literal cagada recurra al humor y pase la página, no es tan grave y a todos nos ha pasado. No es volverse coprofílico, es entender que es parte la experiencia y se soluciona bañándose y sonriendo.

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