Durante el 2020, el mundo del deporte estuvo por largo tiempo paralizado a causa del COVID-19 y fue de mitad de año hacia adelante que las disciplinas empezaron a retomar bajo estrictos (unos no tanto y otros confusos) protocolos de bioseguridad, con la intención de mitigar lo más posible la propagación del virus entre deportistas y el personal  que los rodea.

Por ejemplo, Brasil fue el primer país en reanudar el fútbol profesional en Sudamérica con el partido entre Flamengo y Bangu, correspondiente al Campeonato Carioca, el cual se disputó sin público en el estadio Maracaná.

A la fecha de aquel retorno, 18 de junio de 2020, mientras ‘el Fla’ goleaba a su rival, Río de Janeiro se encontraba en la segunda casilla de los estados más afectados por coronavirus, con al menos 8.000 muertes, pero pese a eso la pelota tenía que volver a rodar.

Llegado diciembre, se notó que los brasileños extrañaron a morir el deporte de sus amores y que a pesar de ya haber tenido acción, faltaba desahogarse un poco más de tanta espera y prohibiciones para que la redonda girara con tranquilidad o el poder gritar goles durante cualquier trofeo que estuviese en juego.

En esa medida, sería la Confederación Brasileña de Fútbol en Arena la que le brindaría esa oportunidad al gran pueblo futbolero, con la organización del primer Mundial de Fútbol en Arena Raíz, no perteneciente a la FIFA, el cual estaba pensado para jugarse en marzo, pero que por pandemia se aplazó.

¿La copa? Se quedó en casa. Brasil venció 4-2 a Francia en la final y se quedó con el primer título de esta modalidad, la cual se disputa con seis jugadores en cancha, en dos tiempos de 20 minutos. Pero, la novedad está en que la Selección Colombia consiguió el tercer puesto al vencer a Uruguay en penales.

El recorrido para llegar hasta esas instancias fue el siguiente: un inicio negativo con dos derrotas seguidas, ante Angola 9-3 y frente a Chile 5-3. En el tercer juego empataron 3-3 con Bolivia y la diferencia de gol les permitió avanzar de ronda. En cuartos de final venció a Paraguay y en semifinales cayó 2-1 ante Francia.

Ganarle al equipo charrúa el lugar de la honrilla tampoco fue fácil. En el tiempo reglamentario terminaron empatados a 4 goles, con goles de Del Toro, Aldair López por duplicado y Hernán Castro para la tricolor, lo que los obligó a decidir el puesto desde el punto penal y finalizar el encuentro con un 2-0 a favor.  

El dato curioso es que el combinado nacional viajó con 12 jugadores a tierras de O Rei Pelé, donde nueve del total eran bolivarenses: Sergio Vélez, Hernán Castro, Alberto Orozco, José Julio, Luis Felipe Paz, Pablo Martínez, Aldair López, Beicker Baena y Jair Díaz.

Cuenta el atacante Aldair López Jiménez, de 22 años, que el equipo estuvo triste por las primeras dos derrotas, pero siempre mantuvieron la fe.

“Contra Francia jugamos bien, lastimosamente no se nos dio el resultado. Luego me sentía muy feliz porque obtuvimos el tercer lugar”, me comentó el cartagenero que en 2017 fue campeón con Alianza Petrolera de la liga de Barrancabermeja.

Pero, aparte del logro colectivo, dentro del seleccionado un jugador trajo consigo un reconocimiento especial. Se trata de Sergio Vélez, nombrado mejor arquero del mundial y figura en partidos claves como lo fue contra los paraguayos.

“Recibir ese premio individual fue muy inesperado por nuestro comienzo bastante regular, donde encajé muchos goles, pero la actuación que tuve para ayudar a clasificar al equipo me ayudó a obtenerlo”, expresó por nota de voz el portero también nacido en Cartagena.

El otro coterráneo que igualmente fue pieza importante en el plantel del técnico Andrey Valerio fue Hernán ‘Nacho’ Castro, siendo el goleador de Colombia con 6 tantos.

Así las cosas, la experiencia del primer Mundial de Fútbol en Arena fue casi un éxito para el seleccionado colombiano, en un año donde lo más importante fueron los temas correspondientes a un virus que nos cambió la vida y las diferencias ideológicas que aún siguen separando al mundo.

Sin embargo, el balón como el mundo sigue sin dejar de rodar, hay vida y esperanza, estamos a tiempo de conseguir nuevos triunfos y ver en el horizonte un futuro mejor, donde cada pequeño logro deberá ser visto con grandeza.

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