Y me han fascinado: Camila Läckberg, Viveca Sten, Helen Flood… entre audiolibros y lecturas tradicionales, me he dejado llevar por unas hilarantes historias que merecen ser reseñadas todas.

La novela negra ha sido clasificada como un subgénero de la novela policial y, a menudo, menospreciada, por ser calificada como “de masas”. Se ha dicho que es una hija de la novela “enigma” (las de Arthur Conan Doyle y Agatha Christie). A mí, personalmente, me fascina, pues encuentro un reto intelectual el poder anticiparme y adivinar, con los elementos que me da la misma novela, quien es el asesino o el criminal.  Pero en la novela negra, el asesino es un mero pretexto. Dice Andreu Martín:

“En el género policíaco, lo menos importante es saber la identidad del asesino. La novela negra es más un análisis realista de la sociedad que una suma de enigmas. El crimen es una simple anécdota”.

Uno se preguntaría cual es la razón por la que, en países tan tranquilos como los nórdicos, prolifere la novela negra. Y no encuentro otra explicación distinta a que prefieren hacer con su imaginación lo que jamás quisieran que fuera una realidad. Y como necesitan algo de adrenalina y sus índices de lecturabilidad son de los más altos del mundo, crean ficciones extraordinarias. No lo sé, estoy especulando.

En esta ocasión, les contaré algo de ‘En aguas tranquilas'(2008), primera novela de la abogada y, ahora escritora sueca Viveca Sten, (Estocolmo1959) y con la que empieza la saga de la dupleta protagonista, el detective Thomas Andreasson y la mejor amiga de infancia de éste y alter ego de la escritora, la abogada Nora Linde. Novela que ha vendido más de 5 millones de copias y ha sido traducida y publicada en más de 40 países.

Cuando leí la biografía de Viveca Sten, la sentí muy cercana y, tal vez fue eso lo que me atrajo hacia sus libros. Una abogada que, rayando los 50 años, se decide por fin a escribir su primer libro, con tal éxito, que puede darse el lujo de retirarse, en 2011, para dedicarse de lleno a su pasión, con tal suerte que hoy es una de las autoras más leídas en Europa. Y más cercana aun la sentí porque hace un par de años, que estuve visitando a mi hermano en Estocolmo, pude ser testigo de la belleza del archipiélago en que se desarrolla la novela, de la tranquilidad de sus aguas y de la afabilidad de su gente, de ese “buen vivir” descrito por Sten en su novela.

Su saga de libros se convirtió en la exitosa serie de televisión ‘Morden i Sandhamn’, vista por más de 80 millones de espectadores en el mundo. Sandhamn es una pequeña isla del archipiélago de Estocolmo, base de la Marina Real de Suecia y sede de la Sociedad Real de Navegación en Yate, que realiza anualmente una muy famosa regata, durante la cual suceden gran parte de los hechos de nuestra novela. Sten escribe y describe lo que conoce, pues es una activista para la preservación de la isla de Sandhamn.

Desde pequeña pasaba los veranos allí, en una casa que pertenece a la familia desde 1917, como sucede con gran parte de las más de 500 familias que allí tienen su residencia de verano. Sten comenzó a escribir su novela en el 2005 y desde 2008, año de su publicación, Viveca escribe una historia por año de las aventuras de su dúo protagónico.

Nora Linde, una de las protagonistas, es diabética, lo cual será esencial en la novela. Ella es abogada de un banco, casada con un personaje de la alta sociedad sueca cuya familia no ha terminado de aceptarla, madre de 2 hijos, Adam y Simón y que, en esta primera novela, entra en conflicto con su esposo, puesto que se le ha ofrecido un atractivo ascenso en su empresa y el aristócrata médico le impide aceptarlo, o eso intuimos… ya les contaré cuando lea el segundo libro de la saga.

Thomas Andreasson es el mejor amigo de infancia de Nora, y es un inspector de la policía de Nacka, dentro de cuya jurisdicción se encuentra la isla de Sandham. Un personaje que se construye a través del trauma generado por la muerte súbita de su pequeña bebé de tres meses de nacida y que desencadena su divorcio, sumiéndolo en la soledad y la tristeza y en una dedicación adictiva a su trabajo como policía.

El asesinato de dos primos en la isla, uno en las aguas circundantes del archipiélago y el otro en pleno centro del islote, constituye el eje central de la novela. Poco a poco se va develando un entramado de corrupción y de intrigas familiares que implica a personajes cercanos pero cuyo involucramiento parece inverosímil: es de esas novelas en que jamás te imaginas que el asesino va a ser quien resulta ser, a pesar de que te van dando las pistas a lo largo del libro. Thomas va involucrando a Nora en sus investigaciones, al punto de ser ella misma quien corre el mayor peligro en la novela.

La construcción de la vida y personalidad de cada uno de los protagonistas y de la vida de las víctimas de asesinato, son impecables en la novela. Tal vez quedó faltando una construcción más elaborada del asesino, al que seguramente no describe con vigor precisamente para que ni siquiera intuyamos de quien podría tratarse, pero aun así, me quedó faltando… Sin embargo, su manejo del suspenso, de las pistas que van apareciendo, de las reflexiones, del entorno, todo aquello que esperamos encontrar en una novela negra es, además de entretenido, cinematográfico. Se siente uno literalmente en la isla, percibe sus aguas, el aroma de sus habitantes, la oscuridad de algunos de los personajes, la angustia de Nora en los momentos de peligro, la rabia frente a la misoginia de su esposo y familia política, la tristeza estructural de Thomas…

Toda mi recomendación para leer este libro en esta cuarentena. A pesar de no ser corto, las ganas de descubrir esa verdad final es el motor que anima a leerlo casi de un tirón. Y, como dicen por ahí, en el camino está el disfrute, más que en su llegada. ¡Y que viva la Nueva Novela Negra Nórdica!

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