Hace unos días, la agremiación de futbolistas colombianos Acolfutpro, envió un pliego con 12 peticiones puntuales para discutir de manera conjunta con la División mayor del fútbol colombiano (DIMAYOR) y la Federación Colombiana de fútbol (FCF).

Las peticiones, que cuentan con más de mil firmantes entre futbolistas hombres y mujeres, son las siguientes:

  • Calendario de las competencia y períodos de descanso
  • Concertar el estatuto del jugador de la Federación Colombiana de Fútbol
  • Concertar el Código disciplinarios de la Federación Colombiana de Fútbol
  • Concertar la minuta única de contrato de trabajo obligatorio de la Federación Colombiana de Fútbol
  • Torneo profesional del fútbol femenino
  • Pólizas complementarias de salud
  • Horarios, intervalos y tiempo de descanso entre partidos
  • Partido anual de la Selección Colombia de mayores en favor de ACOLFUTPRO
  • Participación sobre derechos de televisión
  • Dos reuniones anuales de ACOLFUTPRO con los/las futbolistas en el lugar de concentración
  • Concertación del número de entradas para los partidos locales y de la Selección Colombia
  • Adopción de protocolos contentivos de las políticas contra la discriminación, el acoso laboral y la violencia de género

Se entiende que no son solicitudes arbitrarias. No se ven aviones privados ni beneficios diferentes a los que debería recibir cualquier empleado.  Lo que se busca es un diálogo para encontrar acuerdos donde las partes obtengan el mayor beneficio.

Sin embargo, la Dimayor dio el primer portazo, al responder que cuenta con el derecho y autonomía de tratar estos temas de manera unilateral y que por tanto hace caso omiso a la solicitud.

Ante el rechazo, los jugadores decidieron manifestarse en tono de protesta, utilizando los minutos iniciales de los encuentros del pasado fin de semana, para quedarse estáticos o enviarse el balón de área a área sin generar juego alguno. Una forma válida de protestar, que no genera violencia ni daños a terceros. A esto, la Dimayor nuevamente respondió con un agresivo comunicado, en donde pone en manifiesto su plena autoridad sobre el fútbol profesional colombiano, y advirtiendo consecuencias jurídicas y económicas para los implicados.

Pareciera un pulso de dos, sin embargo hay más actores que por obra u omisión hacen parte de este vergonzoso capítulo. 

Win Sports es el canal de deportes que cuenta con los derechos del fútbol profesional colombiano y transmite la mayoría de partidos de la liga y el torneo de ascenso.

La transmisión de un evento deportivo responde al ejercicio periodístico y como tal, se espera que cuente con la mayor imparcialidad posible. Sin embargo, el canal se limitó a mostrar imágenes de las tribunas, mientras los futbolistas realizaban su protesta. Se desconoce si hubo alguna directriz para que esto fuera así, no obstante deja en una posición supremamente incómoda a aquellos periodistas quienes ponen en juego su reputación profesional, para no afectar su situación laboral. El principal afectado, el hincha que deja de disfrutar y además no recibe la información completa.

Parece una muy bien aceitada máquina que no permite el levantamiento ni la protesta. Sin embargo los patrocinadores, quienes podrían servir de veedores, se hacen los de la vista gorda. El que paga, el que adquiere un derecho por financiar la operación, debe entender que su marca está ligada a la situación, y que más que aparecer en una valla al lado de un campo de fútbol, estará validando comportamientos más cercanos a una dictadura que a una democracia. El patrocinio es un espacio de asociación y esta funciona para bien, o para mal.

Ya se busca la intervención del gobierno, quien tiene su plato ya lleno de problemas, para que venga a intermediar en algo donde el sentido común hubiera resuelto desde el minuto cero. Ahora se seguirá jugando un partido con los taches arriba y donde el VAR necesitará muchas cámaras, porque el juego fuerte y los fueras de lugar apenas empiezan.

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