Estamos en 2020 y muchos usuarios están viviendo, otra vez, el suplicio de los links piratas para poder ver fútbol en vivo. Una vez más, vemos el apogeo de publicidades de productos para mejorar el rendimiento sexual, las ventanas emergentes, el gol tres minutos después y, lo más triste, las constantes caídas de señal.

Tengo que decir una vaina polémica. Personalmente, no veo un partido de fútbol vía link pirata. Y no lo hago por respeto a las empresas que pagaron grandes cantidades de dinero para comprar derechos de transmisión y porque no tengo la suficiente paciencia para aguantar publicidad más invasiva que la de YouTube y Facebook combinadas.

El punto de fondo es que los eventos en vivo (desde partidos de fútbol hasta entregas de premios tipo Oscar) resultaron ser los únicos contenidos capaces de competir contra el streaming. Tal es así, que el partido entre Chile y Colombia marcó el rating más alto en la TV en todo 2020. Ninguna serie o película por streaming tuvo una audiencia semejante.

Precisamente, por eso los canales de televisión tradicional protegen los contenidos en vivo como huevos de oro. Los partidos de fútbol en vivo, particularmente, son el único antídoto contra las series y las películas. De ahí que el modelo pague por ver (PPV) siga siendo la estructura económica que tienen los canales para rentabilizar sus inversiones en compras de derechos de transmisión.

Pasó con las Eliminatorias, pasa con el fútbol colombiano local, pero también pasa con la Premier League o el fútbol en Argentina o Ecuador. Por ejemplo, en el Reino Unido, la BBC sacó un informe que revela la forma en que los usuarios que quieren ver la Premier tienen dos opciones: pagar 14 euros o darse a la tarea de buscar links piratas para ver los encuentros desde sus casas, ya que no se puede ir a los estadios.

La nuez del asunto sigue siendo: el masivo vs el nicho. El modelo tradicional de ver y transmitir fútbol ya es historia patria. Los usuarios están en una encrucijada: miran los partidos en vivo pagando una suscripción o simplemente hacen maromas para ver el juego que les interesa por una de esas tantas aplicaciones patrocinadas por el viagra. Un modelo que parece obsoleto en pleno 2020.

Pero los dueños de los derechos de transmisión (o sea los canales tradicionales en la mayoría de los casos) también deben plantearse una encrucijada: ¿y si es más rentable abrir las transmisiones a la mayor cantidad de público posible en vez de encerrarse en modelos PPV? La clave en este caso sería la publicidad como modelo de rentabilidad y no el modelo de nicho actual de: ve el que le interese y pueda pagar.

En algún punto, los tradicionales tendrán que repensar sus modelos de distribución del contenido en vivo. Los usuarios seguirán buscando formas de ver los eventos (en este caso los partidos) al menor costo posible, así eso implique regalar datos o venderse a publicidad invasiva. Se trata, entonces, de plantear un cambio en el paradigma. Pasar del nicho al masivo.

No puedo estar de acuerdo con los links piratas. Entiendo que esto traerá los abucheos del caso. Pero también hay que respetar las inversiones de las empresas que pagan millonadas por derechos de transmisión. Sin embargo, los canales tendrán que repensar sus modelos y adaptarse a una audiencia cada vez más dinámica y sobre todo: cada vez más exigente.

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