Por: Margarita Barrero (TikTok: @margarita_lindalamar)

Hablemos por las colombianas que no hemos muerto: somos 23.312.832 mujeres y es una gran noticia. Ya es hora de que seamos más visibles (es una deuda pendiente desde que se empezó a compartir la imagen de la evolución humana basada en la teoría de Charles Darwin y se omitió a la mujer).

Saber que respiramos, existimos, hablamos, caminamos, criamos, trabajamos, nos movemos y que somos ciudadanas no ha sido suficiente a lo largo de la historia para que nuestros derechos sean respetados y exista equidad en el trato que recibimos. Pasa en el mundo y pasa en Colombia.

La cosa es que estamos vivas y, mañana más que hoy, estaremos reclamando lo que es nuestro por ser mujeres. Prueba de ello es que Ana Cristina González Vélez y Cristina Villarreal Velásquez, ambas del Movimiento Causa Justa, determinante en la despenalización del aborto en Colombia, fueran destacadas por la revista Time como dos de las 100 mujeres más influyentes del mundo.

Lo mínimo que podemos hacer el resto es votar para elegir el presidente de Colombia. ¿Qué nos une para hacerlo además de ser parte de este país? No son los candidatos. Son los pendientes que podrían convertirse en políticas públicas a nuestro beneficio y que requieren de una voz que nos represente en el gobierno, para que dejen de estar relegados a las charlas en las cocinas de las casas.

Hablemos de las ollas que algunos prefieren guardar en la despensa: solo la sevicia nos aterra en un feminicidio, pero hasta de eso nos olvidamos con el espectáculo de turno de las noticias, y aunque ninguna de nosotras espera tener nada que ver con la violencia sexual, todo cambia cuando esta tumba nuestra puerta y nos muestra que somos vulnerables, que paradójicamente no es una novedad en nuestro país.

Lo que es distinto es que ha dejado de ser un tema privado para convertirse en un asunto público en busca de acciones y leyes que lo penalicen y hagan cada vez más claros los procesos. Sin embargo, las cifras desgarran el país: de cada 10 mujeres que se hacen exámenes medico legales por presunto delito sexual,  7, 3 son niñas menores de 15 años.

Sobre si esto debe cambiar no hay nada que preguntarse: debemos actuar, necesitamos acciones específicas y tempranas que prevengan estos casos, capacitaciones, controles y, sobre todo, un Estado que se haga responsable.

También sería justo transformar la cifra de desempleo de las mujeres, que es mayor que la de los hombres, en particular entre los 18 a 28 años, que vergonzosamente es de 22,9 % frente a 13,8 %, pese a que la CEPAL ha evidenciado que la inserción laboral de las mujeres no solo incrementaría el Producto Interno Bruto sino que reduciría la pobreza y la desigualdad. ¿Qué  nos pasa entonces?

Ahora tampoco se trata de vivir o no al servicio del hogar, es respetable mientras sea una decisión de la mujer y no del hombre. Es hora de ponerle un responsable al paso a paso para que el trabajo doméstico y el de cuidado no le resten oportunidades ni tiempo al trabajo de la mujer, y exista la flexibilidad necesaria y el apoyo estatal para afrontar los retos cuando se es cabeza de familia.

Los gobiernos lo saben, pero con tantos otros problemas no hay quien encabece estas prioridades y las mujeres en los más altos cargos de poder no han brillado precisamente por luchar por el género. Sea este un acto de contrición, porque las mujeres hemos aprendido que no solo somos responsables de lo que hacemos, sino también de lo que omitimos. Que la falta de visión de algunas poderosas no nuble las decisiones que nos comprometen a todas, incluso a ellas.

Recientemente, gracias a la agenda feminista se ha comenzado a hablar de la autonomía económica de las mujeres, debemos hacerlo. Si queremos tomar nuestras propias decisiones literalmente debemos pagarlas. Vivimos en una sociedad en la que ha sido pilar del hogar que el marido es el proveedor, pero ojo porque es la misma sociedad que tiene 12.300.000 mujeres cabeza de familia, un paradigma. Ya hay proyectos de Ley y dejó de ser un “No se habla de Bruno”, pero la cifra está fresquita, de este año. Nada alentadora.

¿Y la salud sexual y reproductiva qué? Existe la educación sexual, sí; cada día los métodos anticonceptivos han sido menos satanizados y más programas incentivan evitar el embarazo adolescente también, pero en 2020 una de cada 6 adolescentes tuvo al menos un hijo. Es un hecho.

¿Qué nos hará falta para priorizar y solucionar estos temas como país?

Las políticas públicas son para Colombia lo que para usted es la escritura de una finca compartida, en términos oficiales: un mecanismo para abordar sectores de interés común. Ahora, si quiere que la vivienda perdure en el tiempo y con buen mantenimiento debe tener un responsable, por eso, en las políticas públicas se requiere una entidad del Estado que se haga cargo específicamente del tema y, dependiendo de su importancia para la nación, puede ser una secretaría de un distrito, una consejería presidencial o un ministerio.

En el mundo podemos contar apenas 16 ministerios enfocados en la mujer y Colombia no tiene uno con este enfoque. Sin embargo, cada día las mujeres nos volvemos más importantes en la toma de decisiones de este país y en su economía. De hecho, el debate sobre feminismo y machismo salió de la esquina empolvada de la casa y pasó a los titulares de la prensa en la elección presidencial, ¿no será que ya es hora de que haya una ministra de las mujeres que le hable al oído al Presidente y comunique al Gobierno con el Congreso, presente proyectos de Ley y se haga responsable de su gestión de cara a las colombianas?

Frente a nuestros derechos, a las políticas públicas con perspectiva de género, al cierre de brechas y a las acciones contra la violencia ¿Qué queremos? Pues “lo queremos todo”, tal y como dice la consigna que identifica a Juliana Hernández, la líder de la organización Artemisas. Un ministerio pensado en las mujeres sería un acto simbólico y auténtico, tan relevante como aplaudido por las colombianas, porque no estamos dispuestas a dar ni un paso atrás, lo queremos todo.

Esta es la versión en TikTok de la columna:

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*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.