El producto interno Bruto (PIB), a nivel mundial, ha caído durante la pandemia a niveles similares a los presentados afínales de la segunda guerra mundial, afectando principalmente el empleo y con ello la demanda, convirtiendo el proceso económico casi en un círculo vicioso.

Estas pérdidas se están trasladando a países subdesarrollados, no por la imposición de algunos, sino por la incapacidad de los gobiernos de responder a una crisis o la falta de estrategia para atender su población. Esta ha sido la disculpa para que varios gobiernos, especialmente de Latinoamérica, justifiquen su incompetencia.

Pero hay gobiernos que supieron fomentar y apoyar la economía a través de un eficiente gasto público. Es así como China, Estados Unidos y Corea del Sur vienen creciendo a pasos agigantados en 2021, las economías se hacen más dinámicas no en proporción al gasto del estado, sino a la inversión pública.

El Estado ha pasado de subsidiar bancos o conglomerados económicos, a ejercer la compra directa a los agricultores y comercializadores con dos objetivos principales: evitar la especulación y garantizar la producción y suministro de alimentos como base productiva de la economía. 

Si bien, por ejemplo, en Estados Unidos, los 500 hombres más ricos del país, han aumentado hasta en un 30% sus fortunas, la tasa de desempleo se ubica en menos del 6%, mientras que, en países en desarrollo, las grandes fortunas crecen en la medida que aumentan las desigualdades y el desempleo.

Los gobiernos de países desarrollados se apresuraron a fortalecer sus sistemas de salud, comprar vacunas, garantizar el ciclo productivo de los alimentos, proteger sus industrias base y las exportaciones, los países subdesarrollados hicieron todo lo contrario, incrementaron el gasto, se endeudaron y descuidaron los mercados internacionales, haciéndose inoperantes y sin capacidad de reacción.

En época de pandemia, los gobiernos del mundo se convierten en los principales demandantes de suministros médicos, vacunas, elementos de cuidado, dotaciones clínicas, medicamentos y alimentos, caracterizando las economías en unas que ofrecen y otras que demandan, algunos países buscaban alguien en el mercado internacional que les vendiera, descuidando sus propias industrias.

Otras reaccionaron a la situación incentivando la investigación, la comercialización y salieron al mundo, no solo a comprar, sino a buscar aliados estratégicos con quien hacer negocios, adaptando su sistema productivo a la demanda internacional. Unos lloraban y otros les vendieron los pañuelos. En Colombia durante la pandemia, el ministerio de Comercio y el de Ciencia cerraron sus puertas y se dedicaron a emitir regulaciones vía internet. 

Las principales economías del mundo han reactivado y fortalecido sus relaciones económicas, incrementando sus mercados y generando empleo para sus ciudadanos, mientras que los países mayormente turísticos, dependientes de petróleo o recursos naturales se estancaron.

Corea del sur, China, Estados Unidos y Europa, han impulsado sus economías entre ellos, dejando de lado y restando importancia a países que no cuentan con capacidad de producción o tecnologías competitivas, relegándolos a los bienes estrictamente necesarios. Este es el caso de Colombia, el gasto desmedido del gobierno, no generó inversión ni desarrollo, solo una mayor concentración de capital improductivo, que los grandes inversores se apuran en sacar del país ante la inestabilidad política y de los cuales no se espera un pronto retorno.

La vacuna en países que tramitaron a tiempo su suministro se está volviendo un atractivo turístico de salud. Se estima que una persona que va a vacunarse a Estados Unidos, por ejemplo, tendrá un gasto mínimo de 5.000 dólares, lo que representa un incentivo económico adicional para las familias y las empresas, dinero que pierde en inversión el país que no aplica las vacunas, en beneficio del receptor. Los planes turísticos que “incluyen vacuna” están a la orden del día, llevando a las personas a gastar sus ahorros en otro país a cambio de salud y por ahí derecho, turismo.

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