Y las razones para que esa consagración se anticipe comienzan por el hecho de que los franceses llegarán a la gran final de Rusia 2018 con un día más de descanso y 90 minutos menos de competencia que su rival, ¡prácticamente un partido menos!

Además, los galos ganaron uno de los grupos relativamente más sencillos del Mundial y, aunque estuvieron en el llamado ‘lado difícil’ del cuadro en la fase de eliminación directa, encontraron el camino más tranquilo hacia Moscú.

Posteriormente se cruzaron con la peor selección argentina de los últimos tiempos (que pese a su crisis les encajó tres goles en los octavos de final).

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Luego se encontraron a un Uruguay disminuido por la ausencia de Édinson Cavani, y que terminó de derrumbarse con el insólito error de otro de sus pilares, Fernando Muslera, que selló la eliminación charrúa.

Ya en semifinales, hay que darle todo el mérito al DT, que supo impregnar de jerarquía a sus pupilos y logró llenar los vacíos de su defensa justo a tiempo para la semifinal, cuando afrontó su mayor reto hasta ahora: la poderosa selección belga.

Si los franceses logran imponer su poder físico ante los croatas —que transitaron un camino más pedregoso y tienen un promedio de edad mayor— y la suerte no los abandona, muy probablemente levantarán su segundo trofeo como campeones del mundo este domingo.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.