Inició el segundo semestre académico en Colombia y la crisis del sector educativo nacional se acrecienta de la mano del confinamiento y la premura económica del colectivo social, tasas diferenciales de desaceleración en las matrículas marcan un derrotero que habla de un sistema formativo que debe reinventarse. Entorno de necesidad que esboza cambios radicales en el modelo de negocio y rutinas productivas de las Instituciones de Educación Superior –IES–, públicas y privadas; complejo escenario de compromiso, competencia e infraestructura para hacer frente a la transformación digital y pedagógica que se plantea de cara al presente, esfera de desigualdad que devela profundas diferencias entre universidades de vanguardia –Andes, Sabana, Javeriana, Rosario, entre otras– y aquellas que desde la apariencia quieren ocultar su rezago.

La educación es una actividad no impermeable a la virtualidad, la nueva realidad social delinea un marco de actuación convergente entre lo virtual y lo presencial, alternancia de componentes que llaman a la evolución responsable, de los anacrónicos estamentos universitarios, al contorno de la biósfera formativa de hoy. Apuesta estratégica en la que muchos al mejor símil de los futbolistas se acuestan jugadores y se levantan constituidos en directores técnicos; proceso de adaptación, cambio de retos importantes, que estará condenado al fracaso de no estar sustentado en métodos investigativos que evidencien una realidad objetiva del contexto universitario colombiano y sus agentes.

Conexo al músculo financiero, y el buen ojo administrativo de académicos, la metamorfosis educativa debe estar cimentada en las políticas gubernamentales que doten de calidad el proceso de enseñanza–aprendizaje en línea. Particularidad circunstancial que exige replantear modelos pedagógicos, planes de estudio y syllabus de las asignaturas para responder a las necesidades del mercado; contorno formativo que requiere la capacitación y cualificación docente, más allá de cursos de 2 horas o una mañana completa, para asimilar y apropiar nuevas formas de llegar a los jóvenes que hoy transitan los espacios universitarios, adolescentes con nuevas coordenadas espacio–temporales que tienen el mundo en sus dispositivos de pantalla y adquieren el conocimiento desde narrativas interconectadas en diversas plataformas.

Novel dinámica de actuar y proceder que convoca a digitalizar acciones en función de la movilidad, el dar cuenta de los datos y saber cómo acceder a ellos en el momento preciso. Atmósfera en la que cobra relevancia la accesibilidad tecnológica, personalización de la enseñanza–aprendizaje que amplía las posibilidades de reflexión y referencia, pero a su vez genera desigualdades al interior de la población; atemperación de la clase presencial que exalta la obligación de repensar las dinámicas formativas desde las plataformas tecnológicas que se emplean y la complejidad que trae consigo la coyuntura del confinamiento y el retomar, paulatinamente, la socialización física, con los temores propios que ello implica para cada ciudadano.

Docencia no presencial que trasciende la emergencia y hace heterogéneo el proceso de instrucción académica, semilla de mutación que cambia el concepto de aula y promueve el aprendizaje autónomo desde la guía de un tutor. Cambio de chip en el qué hacen los sujetos con el instrumento tecnológico, uso de entretenimiento y esparcimiento que ahora alterna sus tiempos con el aprendizaje; lógica de relación, práctica y diseño que revoluciona los ambientes virtuales y apuesta por un nuevo proceso formativo. Reflexión que desde lo institucional replantea roles y propende por acciones que modifiquen, y a su vez certifiquen, la eficacia y validez de un profesional integral en el mundo tecnológico actual.

La implementación de los dispositivos de pantalla en el entorno académico, más que convertirse en un apoyo para el proceso educativo, exigen construir un escenario discursivo que propicie la construcción de aportaciones interactivas que dinamicen el uso y apropiación de los recursos tecnológicos en la transmisión de conocimiento a los estudiantes. Proyección cognitiva, un aprender a aprehender en los espacios académicos desde los postulados de la educación moderna; alteración de los esquemas pedagógicos tradicionales e incorporación de los modelos blended, e-learning y w-learnig como un paradigma didáctico. Fenómeno contingente que impone a las IES retos en la gestión de sus servicios: docencia, investigación y proyección social.

Tarea pendiente de las universidades está en dar el paso de adquirir tecnología de punta a establecer modelos pedagógicos para ambientes virtuales sustentados en las teorías del aprendizaje y de la educación. Establecimiento de lineamientos y estándares de calidad que diseñen contenidos y materiales, con sistemas de evaluación que sean objetivos y capaces de fortalecer los programas ofrecidos y desarrollar alternativas de postgrado y educación continuada. Transformación educativa que ahora llega a las universidades colombianas que aplican el concepto de la semi-presencialidad o educación a distancia con el uso de las TIC en el desarrollo pedagógico de la asignatura; implementación paulatina del blended, e-learning, y w-learnig sin profundizar el apoyo a la presencialidad y el impacto que puede tener sobre el proceso educativo al transformarse.

La apatía y desafección de los estudiantes a la propuesta educativa actual tiene su eje articulador en el prototipo de uso y apropiación de las TIC ligado al modelo de presencialidad que integra tímidamente recursos multimedia a los contenidos programáticos y objetivos formativos. Los actores del proceso educativo requieren inmersión y apropiación de los avances tecnológicos y su vínculo con el escenario académico; responder a la destreza y versatilidad que deben tener los jóvenes en el empleo de las herramientas tecnológicas. Es importante que las IES reflexionen frente a la responsabilidad de educar y capacitar a los estudiantes y docentes en el uso racional y planificado de las TIC, que se conciba la participación reflexiva de los actores involucrados en los procesos formativos.

Resignificación del concepto de docente y estudiante, así como el diseño didáctico, el problema nodal, asociado con estas modalidades de aprendizaje apoyadas en las TIC, está en la falta de parámetros propios de las mismas y la claridad conceptual con respecto a las implicaciones formativas debido a la escasa investigación propia, estudio de caso particular que de luces sobre lo que ocurre en el universo de cada Universidad. Es hora de una reflexión, desde lo institucional, sobre el uso, las prácticas y las relaciones formativas que se derivan de la implementación de las TIC en los procesos educativos. Racionalizar los recursos y objetivos del desarrollo por competencias, pues a los ambientes de aprendizaje virtual les hace falta la lógica y organización que se les exige a las asignaturas de naturaleza presencial.

Es momento de poner los pies en la tierra, asumir la realidad que se tiene al interior de cada escenario, y dejar de decirse mentiras; la reinvención del esqueleto universitario supera las tácticas de conexión y ampliación de cobertura que quieren hacerse ver a través de notas de prensa. El proceso de reforma al estamento educativo, su modelo de negocio y rutinas productivas es de fondo e implica repensar las bases de cada programa, las estrategias pedagógicas, y adecuarlas a la realidad del cuerpo profesoral y estudiantil que se tiene. Falso engaño es pensar que en algún momento se retornará a la normalidad que se tenía antes del aislamiento, la cotidianidad, que ya es una realidad, señala que la educación debe dar un giro de 180º para repensar el aula ahora inmersa en las pantallas de los dispositivos digitales.

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