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0     Ene 25, 2024 - 9:47 pm

La naturaleza nos habla, pero no siempre estamos atentos o en disposición de escucharla. Algunas personas inclusive, nos indican que no hay tal diálogo, que el único dialogo válido es el científico. Pero yo creo profundamente en aquello que va más allá de nuestra propia existencia física como animales. No se trata de creer en brujas o en magia, pero si en intuición y conexión.

La novela que hoy reseño, “El murmullo de las abejas” (2015, Lumen) es una obra literaria magistral de la autora mexicana Sofía Segovia (Monterrey, México, 1965), que ya se ha traducido a más de 20 idiomas. Este relato nos sumerge en un viaje a través de la historia de México y las vidas de sus personajes y de dos de las ciudades más icónicas del norte del país a lo largo de los siglos XIX y XX, con una narrativa cautivadora y emotiva que atrapa a los lectores desde la primera página. 

Francisco, el Chico, uno de los hijos del hacendado Francisco Morales, se dirige en un taxi, en el México contemporáneo, hacia lo que presiente como sus momentos finales y decide contarle al taxista la historia, no solo de su vida, sino la de sus abuelos, padres y hermanos: la historia de México, vista desde la ruralidad del país, mirada que abarca a los hacendados y sus miedos, a la pacata sociedad mexicana y sus prejuicios, a los pobres trabajadores, siervos, criados y campesinos y sus agradecimientos y lealtades construidos, o los resentimientos engendrados, y a la mirada de adultos y niños de generación en generación.

La trama se desarrolla a principios del siglo XX en un pequeño pueblo de México, Linares, en donde un buen día, la vieja nana de la rica y pudiente familia Morales – y casi que del pueblo entero – Reja, abandona sorpresivamente un reposo que parecía eterno para perderse tras un sonido inescrutable en el monte. Cuando la encuentran, sostiene dos pequeños bultos: uno, el de un bebé misterioso y el otro un panal de abejas. Ante la insistencia de la nana por conservar y cuidar tanto al pequeño – ya en ese entonces su época dorada de nana de leche sustituta había menguado y necesitaba a ese niño – como al panal, la familia Morales los acoge a ambos – niño y panal – en su seno. Cubierto por el manto vivo de abejas que lo acompañarán y guiarán por siempre, Simonopio, un bebé con labio leporino, se convierte en una figura misteriosa y enigmática; su capacidad para predecir e intervenir en el futuro, y sanar a través de la miel de las abejas desencadenará una serie de eventos que afectarán a la que se convertirá en su familia, a la comunidad y a toda la región en general.

Las dolorosas y mágicas gestas – si es que es admisible esta palabra – que vivirán los personajes, no son menores. La gesta de criar una familia y conservar su tierra bajo constante amenazas, de garantizar su sobrevivencia y su continuidad. Las amenazas son inmensas: los miedos propios individuales y colectivos, tanto de los “de arriba” como “de los de abajo”, situaciones incontrolables e inesperadas y letales como la influenza española – cuyo origen realmente fue el suroeste de Estados Unidos – los enfrentamientos entre los que desean la tierra ajena y los que protegerán su propiedad a toda costa, la Revolución Mexicana, la Reforma y las transformaciones políticas en ciernes, la industrialización que amenaza las formas clásicas de agricultura y la naturaleza misma de las relaciones humanas.

“El murmullo de las abejas huele a lavanda, a ropa hervida con jabón blanco, a naranjas y miel: una historia impredecible de amor y de entrega por una familia, por la vida, por la tierra y por un hermano al que se ha esperado siempre, pero también, la de una traición que puede acabarlo todo”, nos dice la contraportada del libro.

Los personajes principales de la novela incluyen a la nana que está presente a lo largo de todo el relato, a la familia Morales, que cuida y protege a Simonopio y a la sociedad del pueblo, que se ve influenciada por los eventos y cambios sociales de la época. Cada personaje aporta una perspectiva única a la trama y a las reflexiones familiares, sociales, históricas y políticas presentes en la obra.

“El murmullo de las abejas” es una novela que se sumerge profundamente en la historia de México, explorando temas como la gripe española y sus tristes secuelas y efectos, la lucha por la justicia y los desafíos que enfrenta la sociedad rural. Sofía Segovia teje una narrativa rica en detalles históricos y sociales, que ofrece una visión auténtica y conmovedora de la vida en ese período, en la que se nota el gran esfuerzo de investigación y documentación efectuado por la autora. 

El susurro de las abejas, los sonidos de la naturaleza como señales y símbolos de lo que vendrá y de lo correcto, nos sumergen en una reflexión, “ecomoral” si se quiere, de la que será imposible sustraernos a lo largo de todo la narración, porque siempre será preludio de los eventos más importantes del libro.

Las relaciones con personas que no son de la misma sangre, pero que terminan convertidos en verdaderos familiares, en verdaderos hermanos, padres o madres, es uno de los tópicos más interesantes del libro. Algo que hemos ido olvidando con tanta legalización de estados civiles y omisión de las llamadas “relaciones de crianza” que algunas cortes de justicia de países de avanzada han tenido que ir recuperando.

El tema de la obligada migración de muchos hacendados y ricos – y sus menguadas servidumbres – a las urbes mexicanas – como la ciudad de Monterrey – que se perciben como las “ciudades del futuro”, se aborda desde una novedosa perspectiva individual y familiar, en la que existen tres grupos: algunos que lo harán por elección, otros por esnobismo y los últimos porque no tuvieron otra opción. 

La escritura lírica y evocadora de Segovia, que recuerda a autores clásicos de la literatura latinoamericana como Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, Alejo Carpentier, Isabel Allende y Laura Esquivel, la acercan al realismo mágico con una gran habilidad para combinar elementos históricos con elementos premonitorios y mágicos, como una característica distintiva de su obra.

Sofía Segovia es una mexicana contemporánea, y “El murmullo de las abejas” es una de sus obras más destacadas. Estudió la Licenciatura en Ciencias de la Información y la Comunicación en la Universidad de Monterrey (1989), después de lo cual, se inscribió a un taller de creación literaria que ofrecía el periódico “El Norte”, en el cual surgió su pasión – y disciplina – por contar sus propias historias. A lo largo de su carrera, ha recibido el reconocimiento de la crítica y ha ganado varios premios literarios. Además de esta novela, también ha escrito “Noche de huracán” (2008) y “Peregrinos” (2019).

Sin miedo a exagerar, se podría decir que, sin la multiplicidad de personajes de la obra colombiana, es una especie de “Cien años de soledad” de la literatura mexicana, en donde tenemos, ya no mariposas amarillas sino abejas y su panal, ya no a una Remedios la Bella sino a un Simonopio, no a un Aureliano Buendía – o si se quiere un José Arcadio – pero si a un Francisco Morales, no a una Úrsula Iguarán, pero si a una Beatriz de Morales… y así podríamos encontrar figuras muy similares entre ambos libros, con la magia de la costa caribeña en el libro colombiano y con la magia de los caminos, mitos y leyendas del norte mexicano, y de lo que hoy conocemos como el estado de Nuevo León.

Sofía Segovia es una escritora a la que hay que seguir de cerca por todo lo que enriquece la tradición de la literatura latinoamericana. No se la pierdan.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.