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0     Ene 11, 2024 - 11:24 am

Para empezar el año quiero hacerles una recomendación inigualable de un libro que leí a finales del año pasado pero con el que vale la pena empezar este retador 2024, pues el sabor de sus letras me ha quedado como símbolo y señal de lo que viene. Se trata del libro Apia de Roma (Planeta, 2023) de la aclamada escritora argentina Viviana Rivero (Córdoba, 1966). 

Su primera obra, “Secreto bien guardado” (2010), fue la que la catapultó a la fama. De hecho, tiene su adaptación audiovisual en una serie de @NetflixLat que recomiendo ver. Desde entonces, ha deleitado a sus seguidores con una nueva obra cada año, ganando reconocimiento tanto en Argentina como a nivel internacional. 

Rivero ha escrito varios libros, incluyendo “Secreto bien guardado”, “Mujer y maestra” (ganadora del primer premio novela histórica en el certamen organizado por el Gobierno de San Luis), “Y ellos se fueron”, “El alma de las flores”, entre otros. Sus obras han sido editadas en múltiples países, como Argentina, México, Colombia, Chile, Uruguay, España e Italia. 

Frente al interrogante de cuál fue el detonante para escribir Apia de Roma, nos cuenta que, desde hace años tenía ganas de escribir una novela de la época bien antigua y que contara qué hacían esas mujeres para saltar los límites que les ponían los hombres y cómo vivían el amor y cómo equilibraban sus vidas, en fin, ¿cómo fueron esas pioneras? ¿Cómo le tocó vivir a la primera mujer que dictó una sentencia en tribunales en Roma o a la primera mujer que operó en un quirófano, o la primera que dio clases? Rivero, con el rigor probatorio que la acompaña por su profesión de abogada, quería escribir de Roma antigua con todo el rigor histórico, sin dejar de lado lo que podrían estar sintiendo estas mujeres. 

La novela nos trae la historia paralela de Apia de Roma y de Cleopatra, en una bellísima edición de Planeta que, por demás, diferencia en el estilo y tipo de letra cada una de las historias cuyos caminos, al final, terminan encontrándose, aunque con finales francamente distintos. 

La de Apia es la historia de una chica romana, morena, de cabello castaño oscuro, ojos marrones, de 23 años, que un día se despierta y le dicen que su marido ha muerto, y ella entiende de inmediato que va a comenzar una vida distinta. Una chica a la que casaron en un matrimonio arreglado con un hombre mayor, viudo y con hijos incluso mayores que ella, pero cuyo padre ha tomado la precaución de dejarla casada a través de un matrimonio sine mano en donde la tutela no correspondía al esposo sino al padre, y así, a la muerte de estos, la viuda no quedaba bajo la tutela del varón de la familia, sino que podía y debía conseguirse un tutor masculino, al que pagaba, por supuesto, para efecto de realizar actos jurídicos. 

En su convivencia marital de nueve años, Apia ha aprendido de su esposo no solo a comerciar margaritas – esas perlas blancas tan preciadas en la antigüedad -, sino que se ha convertido en la verdadera inteligencia numérica del negocio. En ese entonces se traían perlas de Asia, de China, de toda Europa, se hacían murales, vestidos, muebles de margaritas. Sin embargo, en esa sociedad machista y patriarcal, no la dejan entrar a la cofradía de los margaritorum, una especie de gremio en cuyas cenas semanales se acordaba qué precio que iban a tener las perlas, de qué puerto iban a zarpar las mercaderías, en qué barcos, etc. Apia descubre su vocación y no está dispuesta a renunciar a ella.

Su esclava Furnilla, una nórdica preciosa y de cabellos rubios, con la piel traslúcida y los ojos tan claros como el agua, que esconde un gran secreto que iremos descubriendo a lo largo del relato, con quien desarrollará una profunda amistad y se convertirá en su mano derecha, le propone disfrazarse de cocineras y lavadoras de platos y de esta manera pueden entrar a la cofradía y enterarse de todo. Allí conoce a un centurión, con quien entabla una entrañable amistad y quien la cree una humilde mujer y, a partir de este momento, la novela se transforma en un thriller que el lector no podrá soltar hasta llegar al final. 

Algo bien impresionante del libro, y que no se aprende en clases de historia de la antigüedad ni en cursos de derecho romano, son las detalladas descripciones de la comida, los peinados, y el maquillaje de las mujeres, la arquitectura romana, la moda, las leyes romanas, el intenso, cuidado y real contexto político e histórico en la época de Octavio – un emperador que, entre otras cosas, promulgó leyes bastante progresistas para las mujeres – lo que implicó un extenso trabajo de investigación en el que el libro de Ugo Enrico Paoli sobre costumbres de los romanos (Vita romana: Usi, costumi, istituzioni, tradizioni, Mondadori, 2017), fue esencial, además de otros diez o quince libros más que llegaron a sus manos a lo largo de cuatro años de su vida. Y, nos dice Rivero, que cuando ya se sintió como que estaba viviendo en Roma, ahí, en ese preciso momento, empezó a escribir la historia. Con un ingrediente adicional: toda la historia de Cleopatra, Julio César, Marco Antonio y sus hijos, toda ella, es verídica y su inserción en breves capítulos le da un gran aire a la historia de Apia.

Destacable el tratamiento que le da a la amistad y solidaridad femeninas: el sistema de alianza entre mujeres es uno de los tesoros del libro y nos recuerda la importancia que tiene para ellas (me incluyo, obviamente), su círculo de amigas, que no necesariamente tienen que ser de la misma clase social o provenir de similares culturas, sino que es el reconocimiento de género – independientemente de su orientación sexual – su fuerza. Y solidaridad en momentos y escenas duras que se relatan en el libro (v.gr. el derecho que tenía el emperador de pedirle a cualquier hombre que le prestara a su esposa una o varias noches, o en momentos de venganza o castigo del hombre hacia la mujer por “malos comportamientos”, o en situaciones en que las mismas mujeres, por proteger a sus hombres, tratan de eliminar a uno de los personajes del libro).

Además de mujeres pioneras – nos relata la historia de una de las primeras banqueras en Roma que prestaba a gran riesgo y sin mayores garantías a mujeres, con el compromiso de que ellas hicieran lo mismo en cadena, historia que es verídica – claramente es una novela sobre el destino y los amores. Nos dice Rivero que ella ha dejado entrever en todas sus obras que nos han enseñado siempre que tenemos libre albedrío y que todo estriba en nuestras decisiones sobre las cuales tenemos perfecto control. Pero no, la realidad es que “hay como un destino, porque si nuestros padres no se hubieran ido a tal viaje, no se hubieran conocido, si yo no hubiera tomado tal trabajo, no me hubiera pasado tal cosa … o sea, todo está unido y me encanta eso y lo muestro bastante en los libros.” Y sobre los amores. No solo el amor de pareja, que por supuesto aparece medularmente en la novela, sino sobre el amor a la vocación, el amor a las amigas, el amor a la tierra (a Roma y Egipto en este caso), el amor en todas sus facetas y creo, nos dice la autora, que son ellos los que mueven al mundo. 

La autora es una abogada convertida a la literatura que, desde niña, en la casa de su padre, el también premiado escritor Pedro Adrián Rivero, y de su esposa Elena Fabris, vibró con las letras. 

A pesar de crecer en un ambiente literario, la presión económica familiar y el deseo de su madre de no tener otro literato en casa – en general ella se considera hoy en día una privilegiada porque, por regla general, nadie puede vivir solamente de la literatura y ella sí -, la llevó a estudiar Derecho. Trabajó en tribunales durante casi una década y también como asesora legal de empresas.

Su transición a la literatura comenzó cuando sus hijos empezaron la escuela, dejándole tiempo libre que decidió llenar escribiendo – nos cuenta que su padre también escribía en sus tiempos libres, de noche y los sábados y domingos, en tanto trabajaba de día y entre semana en un trabajo que pudiera darles el sustento familiar. “Yo siempre digo que las vocaciones nos persiguen y nos atrapan en algún momento de la vida” agrega. Hoy en día, cuando no está promocionando algún libro en alguna ciudad del mundo, se sienta muy juiciosamente por las mañanas a crear y por las tardes a corregir lo creado, en una disciplinada pasión.

De sus catorce novelas solo he leído la que estoy reseñando y leo, en este momento, “El Alma de las Flores” (Planeta, 2019), de cuya carátula me enamoré a primera vista, un precioso relato cuyo contexto es la Guerra Civil Española, y cuyo aroma es una flor al comienzo de cada capítulo. Leerla es un placer y ahora, una necesidad.

¡Feliz 2024 para todos/as!

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.