Millones de toneladas de materiales altamente tóxicos y metales pesados provenientes de la producción de textiles son vertidos indiscriminadamente cada año a los ríos del planeta convirtiéndolos en cuerpos sin vida.

Este “hidrocidio” es estimulado por el aumento en el nivel de consumo de las personas, que requieren cada vez más ropa a costos menores, generando una escala de producción insostenible aprovechada por los grandes conglomerados de moda para enriquecerse a costa de un deterioro ambiental que parece no tener reversa.

Como parte de la iniciativa global Fridays For Future, promovida por la activista Greta Thunberg, el Festival Internacional de Cine Ambiental Planet On, que se lleva a cabo cada dos años en Bogotá, decidió realizar una selección de largometrajes con contenido ambiental que se proyectarán un viernes cada mes en la Cinemateca Distrital.

La muestra fílmica comenzó el pasado seis de marzo con la presentación del revelador documental River Blue, un recorrido del afamado conservacionista Mark Angelo por algunos de los ríos más contaminados en el mundo, develando el enorme impacto que las fábricas textiles en países como China, India y Bangladesh producen, al arrojar sus desechos irresponsablemente en los cuerpos hídricos de los cuales se abastecen de agua las personas para sus necesidades básicas.

Muchos de los ríos más emblemáticos de las llamadas “Fábricas del mundo”, como se conocen a los países donde se produce en masa la ropa que se vende en el planeta, no son hoy más que cloacas donde ya no hay rastros de vida y revelan un panorama desolador que deben soportar las poblaciones más pobres que viven a lo largo de sus cauces.

Te has preguntado alguna vez ¿Cuál es el costo ambiental que tiene la ropa o zapatos que usas a diario?

Marcas globales como Levi´s, GAP, H&M y ZARA usan como parte de su cadena de suministro, la fabricación de prendas en Bangladesh, cuya capital Dhaka cuenta con el deshonroso primer lugar en contaminación mundial y su principal río, el Buriganga, recibe la descarga de toda la industria textil que allí se instala convirtiéndolo en un cuerpo donde la vida dejó de existir hace años.

Tal vez la prenda más utilizada por las personas en el mundo son los ‘jeans’, cualquiera al que se le pregunte tiene por lo menos un par de ellos colgados en su clóset; y es que la producción de esta prenda es tan contaminante que marcas muy reconocidas como LEVI STRAUSS & CO han realizado estudios sobre el impacto y la carga ambiental de sus famosos vaqueros.

En la imagen siguiente se muestran los datos obtenidos por la propia compañía donde se evidencia el consumo de agua y la producción de CO2, entre otros datos, que se derivan de la producción de esta prenda.

https://www.levistrauss.com/
https://www.levistrauss.com/

La huella ambiental de un solo par de ‘jeans’ equivale a manejar un auto durante 111 kilómetros, o dejar encendido un televisor plasma de gran pantalla durante casi 11 días. El gasto de agua para su fabricación es igual a la que necesitan 38 personas para todas sus necesidades básicas durante un día.

Es importante que las grandes marcas de moda nos den datos sobre los costos ambientales que se derivan de la producción de las prendas que compraremos; esto nos brinda la posibilidad de elegir teniendo sobre la mesa otras variables diferentes al precio, y si en definitiva pensamos en el ambiente más allá del discurso, preferir o no cierta marca según su huella ambiental o sus estándares de sostenibilidad.

Aunque parezca difícil no lo es, nosotros como consumidores tenemos el derecho de conocer, por partes de quien nos vende ropa o zapatos, los datos de producción, gasto energético, consumo de agua, condiciones laborales del personal de las fábricas, y no simplemente quedarnos en que la marquilla dice ‘Made in China’.

La globalización de la moda trae consigo un impacto tan dramático para el planeta, que el mercurio, cadmio, cromo o cualquier agente cancerígeno proveniente de las textileras que es vertido en un río de India, China o Bangladesh, recorre fácilmente medio mundo y puede ser ingerido por un oso polar en Canadá o un niño que nada desprevenido en el mar Caribe Colombiano.

Cuando vayas a comprar tu próximo ‘outifit’ tómate un segundo para pensar si la ropa que llevarás puesta durante un tiempo trae consigo, no solamente colores vistosos o un diseño contemporáneo y atrevido, sino también la carga ambiental de los ríos que han muerto en el planeta por los vertimientos tóxicos de la industria, o las enfermedades de las personas que trabajan en condiciones inhumanas en las fábricas.

La decisión es tuya, el cambio también. La acción por el clima depende de ti hoy más que nunca.

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*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.