Después de lo que estamos viviendo el mundo ya no será igual. Y los instigadores del odio, los que realmente viven de él, que normalmente se dedican a la política, ya se están frotando las manos.

Todos los odios se fundamentan en una sola cosa, no admitir ni tolerar las diferencias. Sean estas de religión, por el color de la piel, o las de pensamiento. Es por eso que los regímenes totalitarios, como el comunismo o el nazismo tenían clara una premisa: el control de los medios de comunicación es crucial para dominar a las masas.

Los tiempos han cambiado, pero no las formas, ahora son los grandes grupos financieros, los que dominan los medios masivos, los que tapan la boca a quién no conviene en función de sus intereses. Muchas veces escucho a periodistas alarmados por que cada vez más las redes sociales, y los medios alternativos como YouTube no paran de crecer, mientras los convencionales van en picada. No sé de que se sorprenden, la gente ya no come cuento y sobre todo aquí en Colombia, es muy fácil identificar que intereses hay tras los medios de comunicación de mayor tamaño. Si pensaban que en Colombia hay censura en los medios, lo cual es cierto, espérense a los próximos años, cuando lo de ahora parezca incluso un chiste de adolescentes.

Después de la crisis económica del 2008, que aumentó la brecha social de una manera absurda en EE. UU y en Europa, los populismos abrazados por los extremos crecieron de una manera exponencial. Personajes como Donald Trump llegaron a la Casa Blanca y la extrema izquierda, aliada con socialistas ya gobierna en España. Valgan estos dos casos como ejemplo, pues hay muchos más. Todo esto ha provocado que la crispación social vaya en aumento sin parar, convirtiéndose en un fenómeno mundial. Pues este tipo de líderes políticos basa parte de su éxito en alimentar el odio. Acuérdense de esto, el insulto de moda ahora es fascista o mamerto. Desconfíen de los que utilizan esas palabras pues viven del odio.

Ante la pandemia que vivimos ahora, como ante cualquier situación, lo que hay que utilizar es la sensatez, la razón, la inteligencia, la ciencia. Y actuar en función de la información de que disponemos. La peor gestión vista ante esta crisis, y que va a costar muchas miles de vidas es la que ha realizado Donald Trump en EE. UU o la que ha encabezado Pedro Sánchez en España. Fíjense que curioso uno de extrema derecha, y el otro aliado con la extrema izquierda. Ambos líderes, sin embargo, comparten un denominador común, su escasa inteligencia, demostrada en la manera en que afrontaron de la crisis. Pero ojo, que si les criticas en su países te llamarán bien fascista o estúpido mamerto.

Como europeo que vive en Colombia me aterra la polarización que se vive aquí. Que ha costado por otro lado cientos de miles de muertos, y que lleva instalada ni más ni menos que siglos. Aquí hay políticos que han pertenecido a grupos terroristas que asesinaban, secuestraban, violaban, extorsionaban y estaban involucrados en el narcotráfico, y sin embargo se autodenominan “defensores de la vida”. Súper coherente su actitud sobre todo visto lo que venían haciendo. Ojo con esto, no digo que alguien no pueda cambiar y evolucionar en su pensamiento… y algunos son hasta buenos políticos. Pero de otros veo sus redes sociales y no hacen más que instigar el odio, no le hacen ningún bien a este país. Los políticos de otro extremo nos prometen acabar con la corrupción y el delito, habiendo participado sus formaciones durante décadas en corrupción generalizada, no habiendo sido capaces de paliar males como la inseguridad que tanto asolan el país.

Dicho de otra manera, los extremos suelen ser bastante incompetentes y no suelen aportar nada positivo ni al mundo ni a la sociedad. En los próximos años, sin embargo, y ojalá me equivoque, crecerán. Pues la brecha social volverá a aumentar. Si el odio se impone a la sensatez tendremos un mundo peor y una Colombia cada vez más violenta. Así pues, si en los próximos meses alguien les llama fascista o mamerto, por hablar desde la mesura, con inteligencia, con sensatez, no se asusten ni se sorprendan. Muy posiblemente sea la tónica general.

La gente aprende de sus líderes y estos continuamente fomentarán el odio para sacar réditos electorales y perpetuarse en el poder. Si no me creen lean, por ejemplo, artículos de la prensa española sobre las declaraciones que continuamente hace la Ministra de Igualdad, Irene Montero. Una mujer que está en un partido que lidera un hombre, pero que hace diferencia entre feministas si son de izquierdas o derechas. Tiene una forma brillante de fomentar la “igualdad”.

Aléjense pues de los que dividen, no les voten. Si los seres humanos en un momento como este no somos capaces de sumar, será el fin de la civilización tal y como la conocemos. El odio solo trae más odio, y la violencia más violencia. Ahora además de corazón a lo que hacemos, es necesario poner también algo de conciencia. Conciencia, de que les guste o no, el mundo es solo uno, y la raza humana también, solo una, por encima de colores de piel o de fronteras. De nosotros dependerá unirnos y superar esto, o por el contrario, odiarnos y que la violencia destroce el planeta en que vivimos.

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