Si tu empeño es querer ser mejor que los demás, vas a tener que lidiar siempre con la comparación con otros. Sólo serás feliz mientras veas que a los demás les vaya peor que a ti. Esta es la idea surge de pensar que eres superior o tienes que ser superior. Un auténtico absurdo.

Es clave que veas que la confianza es lo que te impulsa a lograr tus metas y a ser mejor (que tú mismo). Si tienes confianza haces que cualquier proceso sea más sencillo. Lo que pasa es que no es a raíz de vencer al otro como vas a mejorar. El chiste es poder llegar a donde quieras, entendiendo que haces parte de un sistema, y que ese sistema está diseñado para que tú consigas lo que deseas. Digamos que no está pensado para que sea a la primera, ni tampoco para que lo logres sin esfuerzo, pero sí está pensado para que consigas ser tu mejor versión.

La falta de confianza puede hacer que limites tus logros, porque la confianza surge de vencer el miedo. Hay situaciones que nos generan desconfianza, hay nuevos retos que nos hacen actuar con cautela. Esto es necesario, tener un poco de prevención te puede ayudar a reducir riesgos y a mantenerte a flote.

Pero es importante que sepas que tener confianza no es lo mismo que ser temerario. Si no estás en peligro, no tiene caso que demuestres miedo.

Eres todos tus errores y todos esos aprendizajes derivados de estos errores.

Tu estado de ánimo es clave para que no te dejes aplastar por las cosas que te sucedan. Si tu estado de ánimo es negativo, angustiado o desesperanzado, es más difícil que puedas sentirte capacitado para conseguir algo importante. ¡El máximo responsable de tu ilusión es tu estado de ánimo!

Cuando tienes poca confianza esto se refleja en ti, en lo que demuestras a los demás y en lo que te pasa cuando te lanzas hacia una nueva experiencia.

El tema no es si emprendes y te va bien o te va mal a la primera, lo interesante es qué es lo que puedo aprender sobre lo que te pasa, si te permite ver los errores que cometiste y de qué forma puedes mejorar para que te salga mejor a la siguiente.

El mejor negocio es el que haces contigo mismo, el que te permite decirte a ti mismo: ¿emprendo?

¿apuesto por algo que me interesa?

¿soy capaz de mejorar mi situación?

¿de qué nueva forma puedo reducir este problema?

¿por qué no me he dado el salto hacia lo que quiero?

¿qué es lo que me hace falta para de una vez hacerlo?

 El consejo en este caso es plantearse metas altas, subir el listón sobre lo que estás haciendo. Si tu objetivo es entrenar, en lugar de estar media hora haciéndolo a las malas, métele el turbo y haz más repeticiones. Si tu idea es tener tiempo para estudiar otra carrera, no lo dejes para el último momento del mes, dedícale más tiempo a ese libro y a esos exámenes y así subirás tus metas.

Utiliza un lenguaje positivo para hablar sobre lo que quieres hacer cada día. La idea es que te digas: ¿Cómo hago para conseguir ese trabajo? en lugar de ¿No es verdad que ese trabajo no es para mí?

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.