Pulzo visitó uno de esos cambuches, el que los nativos armaron en el Parque Tercer Milenio, en el centro de la capital, y evidenció las dificultades que enfrentan a diario, luego de ser víctimas de varios desalojos.

La mayoría de las familias llegaron desplazadas desde Risaralda y Chocó porque algunos de sus integrantes han sido amenazados por su trabajo como líderes indígenas.

Por proteger su vida, la comunidad decide abandonar su territorio y movilizarse a las ciudades buscando mejores condiciones para vivir, pero la pandemia disminuyó sus posibilidades para trabajar, vender sus artesanías y pagar un arriendo. En los casi seis meses de la crisis sanitaria han sido desalojados de diferentes invasiones y viviendas.

Pulzo / Julián Castañeda
Pulzo / Julián Castañeda

Los que están en esa zona llegaron desde Cuidad Bolívar y hay otros grupos allí y en San Cristóbal, o en el municipio de Soacha. Ancísar Cheche, líder de la comunidad, detalló otra razón de los desalojos:

“¿Por qué no están desalojando? Por el incumplimiento del Estado. Llegamos a unos acuerdos, pero la Alcaldía de Bogotá y el Gobierno Nacional no nos han cumplido hasta el momento”.

Sobre los acuerdos con el Distrito, la comunidad señala que les aseguraron subsidios económicos para una vivienda con ‘Bogotá Solidaria’ durante 4 años, pero después les dijeron que solo era por tres meses y que ese plazo se cumplió en julio.

Pulzo / Julián Castañeda
Pulzo / Julián Castañeda

Agobardo Steven, otro de sus líderes, exigen que les cumplan lo que les prometieron y les garanticen un espacio para vivir, pues no es viable que retornen a sus territorios:

“Que nos puedan conseguir un lugar donde nosotros podamos ubicar todos. Estamos pidiendo que nos den una invasión donde podamos ejercer nuestra propia autoridad, nuestra propia autonomía; donde podamos tener nuestra propia cultura, salud y educación”.

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Sobre la emergencia sanitaria, dicen que ellos no creen en el coronavirus; afirman que algunas instituciones no se han acercado, aunque reconocen que se negaron a hacerse las pruebas ante equipos de salud para que el contagio, que aseguran no tener, se vuelva una excusa para que no reciban atención. Ancísar Cheche apuntó:

“Al pueblo embera le da susto irse al hospital y prefieren estar acá. Ninguna persona va a morir de coronavirus, nos estamos muriendo es de hambre”.

Y explicó: “Nosotros manejamos nuestra propia medicina tradicional. Si nosotros mandamos una persona de la tercera edad al hospital, en este momento en los hospitales nos están matando.

Ante las fuertes denuncias de los miembros de la comunidad embera, la Secretaría de Gobierno de Bogotá dijo a Pulzo que el Distrito ha “invertido más de 700 millones de pesos en atención a esa población”.

“Les hemos ofrecido soluciones para que dejen de ocupar el Tercer Milenio, pero ellos han rechazado todas nuestras ofertas. La Secretaría de Salud ha intentado varias veces hacer brigadas de salud y tamizaje entre ellos, pero ellos no lo han permitido”, indicó a Pulzo un vocero de la Secretaría de Gobierno.

El funcionario señaló que ya se han reportado 7 casos positivos de coronavirus dentro de trabajadores del Distrito que estuvieron en esa zona de Bogotá.

“Ellos no utilizan ninguna protección, ni tapabocas ni distanciamiento; lo que pone en riesgo a los niños de la comunidad y a los funcionarios y demás personas que están alrededor de ellos”, concluyó.