Lorena Alejandra Sánchez Acosta conoció a su verdugo cuando era una niña. A los 14 años de edad el hombre la enamoró, se la llevó a vivir, tuvieron una hija y hace una semana, según las autoridades, la asesinó en la casa.

Aunque el hombre manipuló la escena del crimen para hacer creer que la joven se había quitado la vida, el cuerpo de Lorena habló. El sujeto fue capturado y enviado a la cárcel como el principal sospechoso del crimen.

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En diálogo con Q’HUBO, parientes de la joven contaron que Lorena tenía apenas siete años de edad cuando conoció a Gustavo Adolfo Silva Niño, 12 años mayor que ella. Ocurrió en zona rural de Fresno, donde la niña vivía con su familia.

Con el tiempo, la familia se mudó a Bogotá. Ella creció y cuando rondaba los 13 años volvió al norte del Tolima, pues allí viven unos familiares.

Gustavo Adolfo, quien desde que la conoció decía que algún día Lorena sería suya, la empezó a cortejar y se separó de quien para ese momento era su compañera sentimental y madre de dos primeros hijos.

“Lorena era una niña hermosa. Le dijimos que no se metiera con ese hombre porque primero, era mayor que ella, además tenía mujer y fama de mujeriego y guache. Ella no escuchó. Se voló de la casa, pasó por manos del Bienestar Familiar y volvió con él”, indicó Angie Yurani, hermana de la víctima.

A los 15 años, Lorena quedó embarazada de su única hija. Por su parte, Gustavo Adolfo, fue padre por tercera vez.

De acuerdo con la familia de Lorena, los últimos cuatro años de vida de ella, aún estando en la flor de la juventud, fueron días llenos de tristeza debido a los malos tratos y golpes que recibía de su compañero sentimental.

“Discutían mucho. Una vez él sacó un arma blanca y la amenazó. En los últimos meses ella estaba aburrida porque él le decía que estaba fea, que ya no la quería y que se iba a buscar una chica más joven. Él era muy posesivo. Ella nos decía que estaba cansada, pero que no era capaz de dejarlo. Él la volvió sumisa”, refirieron.

Lo había denunciado

En mayo de este año, pocos días después de que Lorena cumplió la mayoría de edad, llegó a la Estación de Policía de Mariquita y denunció a Gustavo Adolfo por violencia intrafamiliar.

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De acuerdo con la versión de la familia, la denuncia quedó solo en el papel. Al parecer, no le prestaron mucha atención. Así las cosas, la joven madre regresó a su casa, en la vereda El Guayabo Alto, de Fresno, donde vivía con su marido y su bebé, y el 16 de octubre le arrebataron la vida.

 

El principal sospechoso no aceptó cargos por el delito de feminicidio agravado y manipulación de la escena del crimen. Fue enviado a la cárcel.

El crimen

El 16 de octubre anterior, según se conoció en audiencia, Gustavo Adolfo Silva Niño avisó a los vecinos y a la Policía, de que había encontrado a Lorena colgada a una guadua de la vivienda. Según él, la bajó, le dio respiración boca a boca, pero ella no reaccionó.

Agregó, que él había salido a comprar una gaseosa y que se había demorado unos 40 minutos. Que supuestamente la demora, había desesperado a Lorena, quien “lo había llamado muchas veces”.

Sin embargo, el cuerpo de Lorena evidenció algo totalmente diferente. Los médicos forenses determinaron que la causa de la muerte fue asfixia mecánica. Es decir, el cuerpo nunca estuvo colgado, además porque la guadua que sostenía el techo de la vivienda era muy frágil y no habría soportado el peso de la joven. 

¿Alteró la escena?

Según la investigación, presuntamente, el hombre estranguló a Lorena con un lazo y puso el cuerpo sobre la cama donde la hija de ambos dormía. Luego salió de la casa en moto, estuvo unos 40 minutos en la tienda, habría regresado a la vivienda y en menos de tres minutos le contó a los vecinos que encontró a la joven sin vida. Las autoridades establecieron que a Lorena la mataron.

Quieren justicia

La familia de la víctima hace un llamado para que el proceso se lleve con celeridad y el presunto responsable no quede en libertad por vencimiento de términos como ha ocurrido en otros casos.

El sospechoso no asistió a las exequias y cuando le dio la noticia a la familia no soltó ni una lágrima.