El concepto de ruralidad se ha transformado con el tiempo, no ha ocurrido lo mismo en la forma como ha evolucionado el estado de bienestar de la población residente en las zonas rurales.

“En la percepción común, lo rural se define por oposición a lo urbano asimilando este último a la vida en la ciudad bajo el paradigma de la industrialización y la modernización. Lo rural, en contraste, es la vida en el campo entendida como sinónimo de atraso, de tradición, de localismo”, lo define el investigador de la Universidad Pedagógica, Luis Ramiro López (2016).

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Para la vida en las zonas rurales sigue, parcialmente, este paradigma que ha cambiado paulatinamente gracias al acceso a la información que tienen sus habitantes y al uso de medios tecnológicos, así no lleguen a su utilización general.

López complementa, “los análisis actuales de lo rural dan cuenta de fenómenos nuevos: se trata de un sector con más relaciones con el mundo urbano por influencia de los medios de comunicación y un encadenamiento vial y de transporte más extenso; relación con los mercados; mayor uso de tecnología, y una relación estrecha de las familias rurales con miembros suyos ya asentados en las ciudades”.

La inequidad educativa es mayor en el ámbito rural

Las denominadas brechas educativas que persisten entre los establecimientos educativos ubicados en las zonas urbanas y las rurales se han ampliado como consecuencia de los efectos e impacto de la pandemia del Covid – 19, ya que las funciones básicas de la escuela pasaron a los hogares, durante el tiempo que se estableció con rigor la emergencia sanitaria.

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Los padres asumieron un rol más significativo como educadores primarios, con todas sus deficiencias de formación y carencia de recursos tecnológicos para atender las tareas educativas.

En síntesis, el impacto de la pandemia se sumó al déficit que ha caracterizado la oferta educativa en las zonas rurales.

Las cifras nos dicen que las diferencias se han acrecentado en cuanto a la calidad del aprendizaje, entre establecimiento urbanos y los rurales. Además, la brecha digital incrementa la desigualdad, tanto es que el acceso a Internet,  vital para el desarrollo de los planes de estudio, se estima con una cobertura del 38 % en Colombia.

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Pese a esto, cabe resaltar que los resultados de las pruebas ‘Saber 11’ que presentaron los estudiantes de estas zonas en el 2020, en los pocos establecimientos oficiales que llegan hasta este grado del bachillerato, se mantuvieron constantes a comparación al año anterior.

Las instituciones educativas rurales requieren mayor presencia del Estado

Niños, niñas y jóvenes de la zona rural son sujetos de especial protección en cuanto al Estado le corresponde hacer asequible la educación, a través de la infraestructura y la dotación adecuadas.

También se hace un llamado a vincular a docentes con los conocimientos suficientes en los campos requeridos.

El Nuevo Día
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El decrecimiento de la matrícula

La Nación hace mayores transferencias a través del Sistema General de Participaciones (SGP), por cada estudiante matriculado en los establecimientos educativos oficiales ubicados en zonas rurales.

Sin embargo, la matrícula cayó en el equivalente del 4.4 % entre el 2019, antes de la pandemia y el 2022, cifra que equivale a 3.266 estudiantes menos en este período. Eran 74.700 los menores matriculados en 2019, cifra que pasó a ser de 71.434 en el 2022, según indica el documento.

En las zonas rurales, las escuelas multigrado operan con un docente a quien le corresponde orientar los aprendizajes de dos a 25 estudiantes, para el desarrollo de las nueve áreas obligatorias del plan de estudios a las que se suman las cátedras y proyectos pedagógicos obligatorios. De tal manera que deben responder por la enseñanza del inglés, así no tengan la formación para su enseñanza.

Nuevos modelos educativos para enfrentar la crisis en el campo

El Ministerio de Educación Nacional de Colombia ha propiciado la implementación de por lo menos siete modelos o metodologías apropiadas para el desarrollo curricular en las zonas rurales: Aceleración del Aprendizaje, Postprimaria, Telesecundaria, Servicio de Educación Rural, SER; Programa de Educación Continuada, Cafam; Sistema de Aprendizaje Tutorial, SAT y Escuela Nueva.

En el Tolima, según datos del Dane (2021), el total de estudiantes que aprenden bajo el desarrollo de metodologías flexibles llega a la cifra de 38.525.

La metodología de Escuela Nueva es apropiada para las sedes rurales multigrado, en zonas rurales dispersas.

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El modelo educativo tradicional se aplica en el 69 por ciento de los estudiantes del Tolima, lo cual representa a 102.601 del total de matrícula y sólo 31 % es representado por modelos flexibles.

“De los modelos flexibles, ‘Escuela Nueva’ es el que más estudiantes registra con 31.104 alumnos que representa el 21 % del total de la matrícula, seguido de post primaria con 6.631 (4 %), programa para jóvenes en extra edad y adultos con 4.856 (3 %) estudiantes y media rural con 1.602 que representa el 1 % del total de la matricula oficial”, dice el documento llamado “Caracterización y perfil del sector educativo” (2020).

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