La colección que posee es envidiable y se tardarían días repasando cada uno de los objetos con lo que cuenta.
Libros:
Para él tienen “un valor extraordinario”, ya cada uno tiene una historia. Cuenta, por ejemplo, con la obra de Shakespeare en su inglés original y 125 diccionarios. Dice que antes de morir tiene la idea de regalárselos al colegio de su natal San Bernardo del viento.
Premios de periodismo:
Los tiene en un rincón específico de su casa, el cual llama la ‘egoteca’, mientras dice que su esposa le puso el nombre de ‘la jaula de la fiera’.
Máquinas de escribir:
Conserva la que usaba su papá en San Bernardo del Viento y la que utilizó para escribir su primera crónica en un octubre del año 65 o 67 (no lo recuerda bien) sobre una explosión en el mercado público de Cartagena.
Juan Gossaín
“Vendían dinamita clandestinamente para los pescadores y se voló el mercado. Vi volar gente y casa”, recuerda Gossaín, que cuenta que primero escribió el relato en un cuaderno de geografía y luego lo transcribió en una máquina que le prestó un amigo, la cual se la regaló antes de morir. Infortunadamente, la crónica se quedó inédita, pues no se la publicaron.
Regalo de Fernando Botero
La escultura de una paloma, gorda desde luego, que le regaló el maestro al que considera “uno de los seres humanos más buenos que yo he conocido en mi vida. El país no conoce esa faceta de Botero”, dice.
Fotos:
Aparte de la que tiene de cuando era pequeño su hijo, que hoy día tiene 45 años, o la de su suegro de nacionalidad italiana, posee otra junto al fallecido papa Juan Pablo II, la cual se tomó en el Vaticano. Dijo que la tenía guardada en su cuarto, pero la bajó a la sala “para que vean que yo tengo amigos santos”.
LO ÚLTIMO
.svg)
