Lo ocurrido en la terminal aérea capitalina causó todo un escándalo este jueves. Y es que no parece haber excusa razonable a la agresión de un funcionario identificado como Jaime Alonso Sánchez Cárdenas contra el ingeniero Juan Ramón Camarillo Peñaranda, quien llegaba a Colombia desde Brasil, la cual quedó en video.

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Así lo confirman las primeras reacciones al respecto. Migración Colombia, anunció una investigación al respecto y la Procuraduría también adelantará una indagación propia.

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Además, los testimonios del agredido y de la mujer que grabó la agresión, que coincidieron en sus versiones, también criticaron fuertemente al agresor y a los demás funcionarios que intervinieron en el bochornoso hecho.

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Sin embargo, el tono de la reacción del sindicato pareció distar un poco de ello y, aunque reiteró que no justifica en ningún momento los hechos, insistió en dar explicaciones y sobreponer sus exigencias laborales dirigidas a Migración Colombia.

Las explicaciones del sindicato de trabajadores de Migración Colombia a la agresión en El Dorado

En diálogo con Blu Radio, el presidente de esa unidad sindical, Julián García, afirmó que lo que hizo Sánchez Cárdenas fue “responder a unas múltiples agresiones que ya había tenido anteriormente”. No obstante, no detalló si fue del mismo hombre que fue agredido, pues a renglón seguido habló de la sobrecarga laboral de la que son objeto los trabajadores migratorios.

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En redes sociales, el sindicato había contestado un trino de rechazo a la actitud violenta que emitió la autoridad migratoria, diciendo que acompañaría al trabajador y resaltando que el video que originó el escándalo “no muestra la realidad de todos los hechos”.

Asimismo, dijo que lo que allí se evidencia “obedece a estrés que viven oficiales, fruto de sobrecarga laboral y riesgo psicosocial por maltrato diario”, por lo que urgió  a ampliar la planta de trabajadores.

Posteriormente pidió que se investigue “objetivamente” el caso, y mencionó “intolerancia por sobrecarga”, hablando concretamente de la necesidad de nombramiento de más de 140 vacantes.

Esto les significó múltiples críticas de personas que vieron en sus palabras un intento de defender lo indefendible, pero se mantuvieron en su posición: “Lo que viven los oficiales que son escupidos, ofendidos y golpeados no lo ve nadie”, añadieron, preguntándose si autoridades migratorias de otros países también lo sufren igual.