Detrás del dolor que dejó a sus familiares y amigos la muerte de cuatro personas en los primeros 25 días de enero en el Valle de Aburrá por el hurto de sus motos, se esconde un negocio delincuencial que se ve alimentado por la situación económica que vive el país.

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Las muertes de Juan Diego, Aurismely, Brayler y Juan Camilo simbolizan el dolor que deja la violencia ejercida por los grupos delincuenciales en el hurto de motocicletas, sin importar si esto les cuesta la vida a sus víctimas.

El robo de motos va en alza en los últimos años, y 2022 tuvo la cifra más alta: solo en Medellín se contabilizaron 5.823 casos denunciados, el máximo de la historia, según los registros del Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (Sisc) y de la Policía Metropolitana.

La modalidad de halado es la que sigue liderando la estadística con 4.847 casos en el 2022, lo que evidencia que las personas siguen dejando en la calle sus vehículos, a merced del accionar de los criminales. En el 2021 fueron 4.009 robos de motocicletas mediante el también llamado escapeo.

Rolando Plazas, representante de MRE Hunter, entidad enfocada en la recuperación de motos y carros hurtados con el uso de GPS, explicó que “se conoció de una banda que va recorriendo los barrios identificando qué motos dejan en las calles, a qué horas, y según los pedidos se las van hurtando, como si estuvieran en un almacén”.

Pero la violencia para robar una moto se ha incrementado, puesto que en el 2021 se informaron de 579 asaltos y para el 2022 se denunciaron 719, hechos que dejaron ocho personas muertas, entre presuntos delincuentes y víctimas del hurto.

¿Qué buscan con las motos?

En el robo de motocicletas se esconde un gran negocio de venta de autopartes que se ve estimulado por el alza del dólar y en el incremento en el precio de los repuestos de estos vehículos.

“La situación con el dólar ha llevado a que con el aumento de los precios para obtener más ganancias, estos se pongan más caros y las personas recurran a la delincuencia para conseguir repuestos de segunda, que les puede costar entre el 50 % y el 70 % de lo que se los están vendiendo legalmente”, explicó Plazas.

Según el director seccional de Fiscalías de Medellín, Ricardo Romero, se estima que el 70 % de las motos hurtadas son destinadas a la venta de autopartes y, de acuerdo con los análisis preliminares, la mayoría de estos vehículos son robados por delincuentes provenientes del nororiente de la ciudad.

De hecho, un mapa de trazabilidad delincuencial que fue conocido por EL COLOMBIANO mostró cómo las motos hurtadas, en cerca de un 60 %, son trasladadas hasta barrios de esta zona de la ciudad, y en menor medida al noroccidente e Itagüí.

“En nuestros seguimientos con los GPS hemos encontrado que muchas de estas motos las llevan primero a zonas donde las enfrían, las dejan en un sitio para ver si tienen algún método de rastreo. Después de verificar que las autoridades no los persiguen, se las llevan a los deshuesaderos. Generalmente estos puntos están en zonas seguras para ellos”.

Sobre el rumbo de las autopartes se tiene conocimiento de que de las zonas lejanas se traen la placa, el chasis y la carcaza de las motocicletas deterioradas por su uso en esas zonas rurales, les instalan las partes robadas, las dejan como “nuevas” y las retornan de donde llegaron.

Hay cinco referencias de tres marcas puntuales que son las más hurtadas, debido a su solicitud de repuestos, “pero si hay pedido de otras marcas, los delincuentes las buscan y aprovechan los escenarios para hacerse a ellas”.

Las llevan para otros lados

La venta de partes no es la única finalidad de las motos robadas. Cerca del 25 %, de acuerdo con las estadísticas del fiscal Romero, están destinadas para ser comercializadas para el mototaxismo en zonas rurales de algunos municipios, principalmente en el Caribe colombiano.

El subcomandante de la Policía Metropolitana, coronel José Rafael Miranda, explicó que “tenemos identificados a dos o tres personas que se dedican a venderles estas motos a un tercero, a precios muy económicos, al no poder hacerles documentos ni sacarles siquiera el Soat”.

También para extorsionar

En un mínimo porcentaje, las motos hurtadas, principalmente las de alto cilindraje, son utilizadas para extorsionar a las víctimas, quienes en medio de la desesperación, entregan dinero a los delincuentes a cambio de tener sus vehículos de vuelta.

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“Lo primero que se recomienda es no dar teléfonos para que llamen si tienen información de la moto, porque los delincuentes aprovechan y piden plata para devolver el vehículo. En la mayoría de los casos, reciben el dinero y no devuelven la moto y solo en un porcentaje pequeño sí lo hacen”, señaló Plazas.

De esta modalidad, según el Sisc, se tuvo la denuncia de dos casos el año pasado, mientras que en el 2021 no hubo reportes.

Los que están detrás

El fiscal Romero no se aventuró a señalar alguna estructura delincuencial detrás de estos hurtos, si bien dijo que “no se hablan de grandes estructuras, sino grupos criminales que se dedican puntualmente a este delito”.

No obstante, según informes de inteligencia, detrás de dos de los cuatro homicidios vinculados con el hurto de motocicletas estaría una banda delincuencial arraigada en el nororiente de Medellín, conformada por ciudadanos extranjeros, en su mayoría.

“Estas personas, que se tomaron una parte del nororiente, estarían atacando sin ninguna misericordia a sus víctimas, contrario al accionar de estructuras locales, que se enfocan más en el halado”.

Con base en la trazabilidad de los recorridos de las motos robadas y las cifras de las comunas donde más se registran estos hechos, las autoridades contemplan una serie de acciones para contrarrestar este delito y que su reducción evite que el 2023 supere el pico histórico del 2022.

La Fiscalía creó un grupo especializado, el EDA (Estructuras de Apoyo), para investigar cada una de las modalidades de hurto de motos, con un énfasis especial en aquellos casos en los cuales hay violencia de por medio en la comisión del delito.

Por su parte, desde la Policía Metropolitana, explicó el coronel Miranda, se viene trabajando en un plan de choque conjunto entre la Policía, la Fiscalía y la Alcaldía de Medellín para contrarrestar este delito.

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Pero la operatividad prometida por las autoridades va en contravía de las cifras de recuperaciones registradas, en proporción con la cantidad de motos hurtadas. Mientras aumenta el robo de estos vehículos en los últimos años, hubo 736 motos recuperadas menos en el 2022 en contraste con el 2021.

Las autoridades mantienen el llamado a los motociclistas para que extremen las medidas de precaución y siempre estén alertas para evitar que los delincuentes no solo se lleven sus vehículos, sino también sus vidas, como ya ocurrió cuatro veces este año.