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Cerca de la medianoche del pasado miércoles 22 de mayo, una mujer que fue ingresada por su hijo de urgencia a la Clínica Antioquia falleció tras varios minutos de lucha del personal médico por salvarle la vida.
En medio de su angustia, el hijo de la mujer de 53 años y oriunda del municipio de Santa Bárbara, relató a la policía que fue contactada por el propio personal médico que minutos antes habían realizado junto con otras dos personas un supuesto ritual espiritual en su vivienda del municipio de Itagüí y tras beber una sustancia cuyos ingredientes no logró describir tanto su madre como otra persona presente comenzaron a convulsionar y a perder el sentido por lo que tuvo que salir corriendo con su madre a cuestas para buscar ayuda médica.
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La mujer ingresó sin signos vitales a la clínica. Minutos después fue declarada muerta, pero el personal médico de turno no pudo certificar su muerte al desconocer las causas de la misma. La otra persona que ingresó en estado grave tras consumir el extraño bebedizo, un hombre de 52 años, fue ingresado de urgencia a UCI para ser intubado y su estado era grave hasta el último reporte.
Esta es la segunda muerte que se conoce en el Valle de Aburrá este año en medio de supuestos rituales espirituales, un fenómeno que desde hace un tiempo las autoridades denunciaron que se salió de control.
En febrero de este año una estadounidense de 73 años llamada Turney Patricia Gail, falleció luego de tomar yagé en medio de una supuesta limpieza espiritual en una finca en el municipio de Barbosa.
Fue el propio indígena que le preparó la bebida el que tuvo que llevarla de urgencia al hospital San Rafael en Girardota, donde los médicos intentaron reanimarla sin éxito. Según el reporte de las autoridades, ella llegó a esta finca de Barbosa con la idea de satisfacer su curiosidad del ritual que rodea el consumo del yagé, una bebida que tiene origen como parte de la medicina tradicional de los indígenas del Putumayo y que en caso de decidir tomarla debe hacerse bajo un estricto control y con personas certificadas por algún resguardo indígena como personas capacitadas bajo el sistema mixto de medicina tradicional-ancestral, que está amparado por la ley en Colombia.
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Sin embargo, la mayoría de los casos, según indican las autoridades, este tipo de rituales se hacen de manera autónoma por parte de personas que desconocen los riesgos de tomar este tipo de sustancias o convencidos por falsos chamanes y charlatanes que abundan en varias partes del país.
Incluso la Personería en Medellín pidió el año pasado que se regule esa práctica en la ciudad, particularmente en los corregimientos como Santa Elena, donde se ha hecho cada vez más frecuente este tipo de situaciones. Según esa agencia del Ministerio Público, el turismo en torno al consumo de yagé y otras plantas medicinales ha aumentado considerablemente y, pese a que esto no es negativo per se, se requiere de las certificaciones y acompañamiento respectivos para evitar episodios que lamentar.
Entre 2021 y 2024 se han reportado al menos seis muertes relacionadas por este tipo de actividades.
Las comunidades indígenas suelen conocer estas prácticas debido a que son parte de sus costumbres, pero el gran problema es que en este momento cualquier tipo de personas está ofreciendo el servicio en redes sociales. Incluso se volvió paisaje encontrar publicaciones con paquetes, precios, lugares de alojamiento y tiempo para conocer “la experiencia del yagé”.
Los precios varían: hay planes de $ 80.000, $ 100.000, $ 120.000 y otros. Y los promocionan con falsos nombres de chamanes, de “mayores” indígenas, de intervenciones “sagradas”. Esto es lo que busca la Personería que se regule y por ello ha intentado adelantar un censo de la mano de las organizaciones indígenas legítimas para garantizar que quienes decidan hacer este tipo de rituales al menos puedan ser orientadas por verdaderos expertos en medicina ancestral y no por charlatanes que ponen en riesgo la vida de decenas de personas.
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