Un breve bloqueo la noche del jueves, en el norte de la capital, fue el aviso de algunos colectivos de motociclistas ante la “deliberada decisión del Distrito”, dicen ellos, de extender hasta el 31 de diciembre la medida que restringe la circulación de parrillero hombre tres días a la semana, entre las 7:00 p.m. y las 4:00 a.m. El bloqueo generó problemas de movilidad, que se superaron rápidamente, pero la capital podría volver a colapsar, como el 21 de abril, cuando miles de motociclistas salieron a protestar.

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Por ahora, aparentemente, no hay vuelta atrás. El Decreto 270 de 2022, que prorroga las medidas del Decreto 119 del mismo año, está firmado. El Distrito insiste en que para tomar la decisión se tuvieron en cuenta a los conductores, pero varios de ellos lo niegan. Señalan que, de haber existido la convocatoria, esta fue “acomodada”, para mantener en pie una propuesta que contribuye a la estigmatización.

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La revisión de las cifras, en contados casos, parece darles la razón a la Alcaldía y a la Policía, que insisten en que la medida dio importantes resultados en tres meses. No obstante, desde diferentes sectores sugieren que las políticas de seguridad deberían ser integrales y comprometer a todos los actores, pues a largo plazo se terminarían convirtiendo en obsoletas.

Desde ya, los motociclistas anunciaron que el lunes festivo harán presencia en las entradas de la capital, para seguir haciéndole eco a sus peticiones, por lo que parece avecinarse un debate en el que ninguno planea dar el brazo a torcer.

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El análisis a la medida

Para Andrés Nieto, experto en seguridad, lo sucedido en los últimos tres meses merece un análisis minucioso, pues si bien mientras se ha venido aplicando la medida algunos delitos disminuyeron, otros -que son mayoría- siguen en aumento. Señala que la clave es entender que las decisiones de seguridad deben ser planeadas, porque la criminalidad va mutando de acuerdo con las restricciones que van poniendo las autoridades.

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Al analizar las cifras de la Secretaría de Seguridad, a 31 de mayo, solo cuatro de los 16 delitos de alto impacto disminuyeron frente a 2021: hurto a comercio, hurto a automotores, piratería terrestre y violencia intrafamiliar. Solo en los tres primeros se podría considerar el uso de la moto como transporte para el delito. Es importante tener en cuenta que, para el 31 mayo, la restricción de parrillero llevaba cerca de mes y medio, por lo que el Decreto no dio resultados efectivos o, por lo menos, no como se intenta hacer parecer.

“Hay que contrastar esto con el tema de hurtos en general, porque si bien tenemos disminución en esta modalidad (robo en motocicleta), quizá hay que ver que el hurto a personas aumentó 14 %. Pasamos de 39.225, entre enero y mayo de 2021, a 44.722 este año. Si bien la medida funciona y ha tenido resultados, los delincuentes empiezan a buscar otras formas de movilizarse, ahora usan vehículos de alta gama, bicicletas e incluso el transporte público”, explica Nieto.

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Además, es clave que las medidas comiencen a configurarse en una gran estrategia. Que no sea solo la restricción del parrillero, sino que se incrementen las capacidades en los canales de atención de denuncia. “El delito muta constantemente y entre tanto las medidas también tienen que irse transformando con esa ‘evolución’ del delito, si no, se desactualizan”, agrega.

De acuerdo con Nieto, entre 2017 y 2018 se aplicó una medida similar, pero esta únicamente funcionaba en ciertas localidades, por lo que no fue eficaz, pero en su momento sirvió para identificar que el delincuente evade el control y no deja de operar, algo que parece no estar teniendo en cuenta la administración. Por eso propone que no solo se piense en mantener o no la medida, “sino en cómo generar medidas a mediano plazo que permitan identificar las nuevas formas de ataque y así mitigarlas”.

¿De qué cifras habla el Distrito?

La prórroga de la restricción del parrillero estuvo respaldada en indicadores de las autoridades, que para los analistas y el gremio de motociclistas no cuadran. Si bien las cifras no estarían erradas, sí estarían siendo comparadas de manera equívoca. La Policía anunció que desde que se implementó la medida, el hurto a personas presentó una reducción de 3.170 casos.

El dato surge al señalar que, mientras entre 1° de febrero y el 20 abril se conocieron 20.705 denuncias por hurto, entre el 21 de abril y el 28 de junio fueron 17.535, es decir, 15,3 % menos. Otro de los delitos que estuvo a la baja fue el hurto a motocicletas, al pasar de 845 casos a 789; el hurto a automotores, que pasó de 574 a 568, y el hurto al comercio, que disminuyó en un 22,4 %.

Gustavo Londoño, integrante de una red de apoyo de motociclistas, asevera que el hecho de que en el período de la restricción hubiera estado mediado por dos jornadas electorales, varios días de ley seca y puentes festivos, permitió que naturalmente las cifras disminuyeran. “Media Bogotá estuvo por fuera, entonces la delincuencia bajó”, dice el conductor. A la lista de preguntas que los motociclistas quieren que les resuelvan se suman: ¿por qué no comparan con los de los años anteriores? ¿Será que las cuentas no cuadran?

Otra vocera del gremio dice que el hecho de que no se cumplieran las supuestas reuniones mensuales, de las que habló la Alcaldía cuando firmó el Decreto 119, para socializar el impacto de la restricción, demostrarían no solo falta de seriedad, sino también que la medida no funcionó como se pensó. Entonces, si no se cumplieron las expectativas, hay que levantarla.

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“Pareciera que no les funcionó el piloto y no quieren decirlo. Entonces, ahora nos mantienen la restricción seis meses más para ver qué resultados se consiguen. Esas cifras no nos cuadran y saben que los motociclistas no somos los delincuentes, pero como no tienen a quién señalar, entonces nos usan a nosotros. ¿Han pensado en poner restricciones para ir en bicicleta o en carro, o es que en esos medios no se puede robar?”, cuenta la mujer.

La semana entrante será crucial para esta decisión, pues, como lo han anunciado diferentes grupos de motociclistas, se volverían a tomar las calles para buscar una respuesta definitiva que acabe con el estigma que dicen sentir.