Por ejemplo, destaca Semana, Martínez ha afirmado que la conversación que sostuvo con Pizano y que fue difundida por Noticias Uno fue una charla “entre amigos”. La revista subraya que eso no era lo que sentía Pizano. “Al fin y al cabo, uno no graba clandestinamente a un amigo”.

“Las reglas de la experiencia permiten inferir que si [Pizano] grabó fue porque desconfiaba del abogado de Sarmiento y de su amistad”, sostiene también Bejarano, en El Espectador.

Martínez también ha dicho que para cuando habló con Pizano nadie conocía el escándalo de Odebrecht. Semana recuerda que dos meses antes de la conversación con Pizano se produjo la captura de Marcelo Odebrecht y la revelación de su red de sobornos había sido una noticia mundial, “aunque todavía no se había destapado el capítulo Colombia”.

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“Desde mayo de 2015 ya se sabía que Marcelo Odebrecht […] había sido condenado. Ese dato era suficiente para concluir que si Odebrecht estaba haciendo en Colombia pagos sin soportes no era propiamente para una fiesta de Halloween, sino por algo más, y ello debió denunciarse inmediatamente”, añade Bejarano.

Si bien el fiscal ha insistido en que la información que recibió de Pizano se produjo mucho antes de llegar a ser Fiscal General de la Nación, la publicación resalta que se le critica no haberla aportado para fortalecer la investigación contra Odebrecht. Y agrega: “Teniendo en cuenta que [Pizano] era el testigo clave, no se entiende cómo no recogieron con rapidez su testimonio y todo un acervo probatorio”.

Martínez alega que no estaba obligado a denunciar porque era un particular, recuerda Bejarano, y le responde: “Tampoco es cierto. Otra cosa reza el artículo 441 del Código Penal, el cual impone a los particulares la obligación de denunciar hechos que puedan tipificar lavado de activos, como resultaba imposible que no lo sospechara un hombre avezado en los negocios frente a la prueba de pagos cuantiosos sin respaldos, aun si los beneficiarios fuesen paramilitares”.

Martínez ha dicho, así mismo, que como el caso no ha llegado a juicio, no había por qué llamar a Pizano. “Eso no es del todo verdad”, afirma Semana. “Durante la etapa de investigación la información es igual o más importante que durante el juicio. Además, si el conocedor de los hechos tiene cáncer terminal, más razón para convocarlo”.

El fiscal también ha asegurado, especialmente en una entrevista con Juan Roberto Vargas, director de Noticias Caracol, que no conocía de la comisión de delitos, pero, en un audio revelado por El Espectador, Martínez lee un concepto que un penalista le envió para enumerar los delitos que se pudieron cometer en el caso de un desfalco a Luis Carlos Sarmiento por parte de Odebrecht.

“Mire todos los delitos que se han cometido: soborno, lavado de activos, falsedad en documento privado, administración desleal, abuso de confianza, hurto agravado, peculado por apropiación…”, leyó Martínez entonces.

“Ante esta evidencia, el ahora fiscal debería tener clara la gravedad de los hechos”, asegura la revista. “La frase anterior desvirtúa la supuesta ignorancia de Martínez sobre los posibles sobornos”.

Martínez, en su defensa, asegura que metió a todos los responsables a la cárcel. “Ahí hay más mandos medios que peces gordos y, de pronto, uno que otro inocente, como Luis Fernando Andrade”, plantea la revista, con base en opiniones de “críticos” de Martínez.

El fiscal también defiende el hecho de que la investigación está a cargo de la vicefiscal o de los fiscales respectivos, y recuerda que la Constitución estipula la autonomía de los fiscales ante su jefe. “Pero una cosa es la normatividad y otra la práctica. A nadie se le pasa por la imaginación que un fiscal subalterno tome una decisión trascendental sin el beneplácito de su jefe”, replica Semana.

“Como su defensa solo la acogieron sus correligionarios políticos, ahora [Martínez] invoca ser víctima de una conspiración orquestada por exclientes, examigos, abogados y fiscales extranjeros, a quienes no ha denunciado, como es su deber. Rara hipótesis, que no despejaría la inquietud de si el fiscal debe o no renunciar”, termina Bejarano.