Por medio de una columna de octubre de 2017 que publica en su cuenta de Twitter, Coronell menciona que las autoridades descubrieron al hombre por una huella dactilar que dejó en un documento a través del cual un taxista obtuvo un préstamo para adquirir uno de los equipos que él ofrecía.

Arboleda no solo usó el nombre y la cédula de un ciudadano que no conocía a ninguno de los dos implicados, sino que además, alteró su firma, reseña el periodista.

De acuerdo con la investigación del columnista, que fue publicada en la Revista Semana, la víctima de este “calvario” fue Alberto Morales, quien hizo la denuncia después que le notificaron de un embargo y un reporte en data crédito por ser codeudor de la deuda que no fue pagada.

Para demostrar su inocencia y que encontraran al verdadero culpable pasaron cinco años. Hasta julio de 2017, Arboleda fue condenado después que se cotejara la huella del escrito que respaldaba el financiamiento del que se benefició el taxista.

La historia no terminaría allí, pues aunque Luis Emilio Arboleda se declaró culpable, “la Justicia le concedió la suspensión condicional de la ejecución de la pena a cambio de 24 meses en periodo de prueba, durante el cual debe observar una conducta ejemplar”, dijo Coronell.

Luis Emilio Arboleda

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El periodista agregó que: “La manera como ha interpretado “conducta ejemplar” ha sido la de convertirse en agresor callejero profesional”, haciendo alusión a varios comportamientos agresivos por parte de Arboleda posteriores a su condena, los cuales se dan normalmente contra “quienes contradicen su credo político”.

Por ejemplo, mencionó el momento en que le gritó groserías a Germán Vargan Lleras para reclamar por apoyar el proceso de negociación de las Farc aunque nunca estuvo realmente sentado en la mesa, según Luis Emilio Arboleda.

Además, el columnista enfatiza en el hecho que sus actuaciones son premeditadas y grabadas para posteriormente convertir esos videos en contenidos virales a través de las redes, utilizando “bots” o usuarios fantasmas.