author
Escrito por:  Fredy Moreno
Editor jefe     Abr 11, 2025 - 10:56 am

El excanciller Álvaro Leyva Durán dice que habla claro. Eso, pese a que varios de sus trinos inobjetablemente resultan solo sugerentes, crípticos, como el que publicó el primero de abril en el que se preguntó “con suma preocupación sobre los efectos dañinos de los estupefacientes y el alcohol, tratándose de la persona que lidera la cima del Estado y de algún estrechísimo colaborador suyo”. Una gravísima afirmación sin mencionar nombres, algo que poco le ayuda a la democracia y a la verdad, pese a que el exministro justifica su actitud en convenientes principios filosóficos, adobados con uno que otro latinajo, esas expresiones que dan visos de sabiduría y erudición a cualquier discurso.

(Le interesa: “Por qué hasta ahora confirma que estamos en manos de adictos”, preguntan a Álvaro Leyva)

Esa actitud de decir las cosas a medias, apenas insinuantes, las explica el exministro de Relaciones Exteriores con los planteamientos del filósofo español Antonio Millán-Puelles (1921-2005), de quien dice que los aprendió personalmente por ser amigo suyo. Esos planteamientos, según Leyva Durán, señalan que “en algunos momentos se debe recurrir a una ‘prudente ocultación de la verdad’ para no ofender; para evitar daños”. Y, como aderezo, le aplica el latinajo, para indicar que ahora sí va a empezar a hablar: “Pero que ‘mutatio materiae’, en el caso que nos ocupa, al verse afectado el bien común, es pertinente dejar de lado esa ‘prudente ocultación de la verdad’”.

El excanciller Leyva Durán ha sustentado sus dos últimos trinos en lo que dijo Millán-Puelles y en la expresión ‘mutatio materiae’, un principio procesal en virtud del cual se prohíbe que los litigantes en un procedimiento judicial modifiquen o transformen la sustancia de sus peticiones o sus elementos sin ocasión para el adverso de oponerse a estas novedades con eficacia y en condiciones de igualdad. Pero en el tuit de este jueves 10 de abril ya soltó nombres de manera directa. No resuelve las dudas que le dejo al país al referirse a “los efectos dañinos de los estupefacientes y el alcohol, tratándose de la persona que lidera la cima del Estado y de algún estrechísimo colaborador suyo”, pero sí habla con nombres propios de Gustavo Petro, Armando Benedetti y Laura Sarabia.

Lo primero que hace Leyva Durán, como les ha ocurrido a muchos otros altos funcionarios, a seguidores del mandatario y a ciudadanos del común, es afirmar con un dejo de decepción: “Creí en el discurso de Petro candidato”. Pero el excanciller no puede dejar su inclinación a moverse entre las sombras, pues a continuación escribe: “Pero por circunstancias por él conocidas [?], las ilusiones que me colmaron al inicio se fueron desvaneciendo. Hoy solo me queda uno que otro recuerdo grato”.

Álvaro Leyva critica a Armando Benedetti y Laura Sarabia

Después, en un arrebato de transparencia, asegura que, ahora sí, es “pertinente dejar de lado esa ‘prudente ocultación de la verdad’” que le recomienda el filósofo Millán-Puelles, y comienza refiriéndose al actual ministro del Interior, Armando Benedetti, “conocido de marras en el país y en el exterior”, sobre el cual pregunta: “¿Que ya se rehabilitó?”. Leyva Durán también se queja de que “viene de haberlo lidiado, padecido”, por lo que no le cabe evitar “alertas rojas a estas alturas de la vida”, y vuelve a preguntar: “A propósito, ¿qué podría contarnos sobre lo ocurrido después del Consejo de Ministros del martes 4 de febrero, noche tarde con dóberman incluido?”.

“Para referirme a algo menos personal del señor ministro, vemos que llegó a la altísima responsabilidad pública sin haber esclarecido antes los alcances de los diálogos que tuvieron lugar entre él y quien fuera su subalterna [Laura Sarabia], dados a conocer por la revista Semana en junio de 2023”, continúa Leyva Durán para referirse a los escandalosos audios en los que Benedetti y Sarabia tienen una acalorada discusión y él se refiere al ingreso de más de 15.000 millones de pesos a la campaña Petro presidente en la Costa, y asegura que, si hablara, todos se irían a la cárcel, además de asegurar que si no hubiera sido por sus gestiones, Petro no habría llegado a la presidencia.

Lee También

Lamenta Leyva Durán que ninguno de los dos, “ella hoy en la cumbre del poder”, haya explicado qué sucedió con Marelbys Meza, niñera de Sarabia, y con el tema del polígrafo al que fue sometida, “y demás cuentos espeluznantes con suicidio incluido y viaje de la señora Meza a Venezuela. Y lo que ha venido conociéndose relativo al actuar de la susodicha funcionara después de aquellos insolutos casos”. Lo curioso es que el exministro Leyva Durán hizo parte de ese estado de cosas, de ese silencio gubernamental, de esa promoción de funcionarios ‘sub judice’ o salpicados por escándalos, y no dijo nada antes.

También advierte que estas cosas no pasan inadvertidas por el cuerpo diplomático acreditado en Colombia, que no se puede pensar que esté “integrado por un poco de tontas y tontos como para no conocer ya quién es quién y qué ocurre”. Lo mismo que no pasan de agache para los embajadores que integran el Consejo de Seguridad, que no están “desinformados”, ante quienes Colombia está próxima a rendir el informe trimestral sobre la implementación de la paz.

En el cierre de su mensaje, Leyva Durán anuncia que “esta misma semana” le hará llegar “de la manera más comedida” al presidente Petro una carta personal que, espera, “comprenda y asimile con patriótica generosidad. Reflexiones para tener en cuenta en la Semana Santa”, dice. Quizá los días santos también sean una ocasión propicia para que todos los involucrados en este mensaje, el presidente Petro, Armando Benedetti, Laura Sarabia y el mismo Leyva Durán, reflexionen sobre la pertinencia de la recomendación del filósofo Antonio Millán-Puelles, y si es sano hacer una “prudente ocultación de la verdad”.

* Pulzo.com se escribe con Z

Lee todas las noticias de nación hoy aquí.