Margarita Rosa de Francisco empieza su publicación en El Tiempo definiendo lo que para ella es la derecha, el centro y la izquierda en la política.

Sobre la primera corriente dice que “aunque engloba también ideologías diversas, es compatible con el orden establecido, el individualismo, la libre competencia del mercado, las tradiciones y el predominio de la propiedad privada, entre otras muchas cosas”. Señala que la izquierda es lo contrario, pues “se posiciona a favor del laicismo, del colectivismo, del interés público, de la igualdad de oportunidades, del progresismo y de la economía solidaria”; mientras que el centro “pretende establecer un equilibrio entre derecha e izquierda, a veces con más énfasis en una o en otra”.

No obstante, De Francisco indica que en Colombia esos conceptos son distintos. Según ella, que hace la explicación en un trino (pues dice que no se expresó bien en la columna), para los de derecha, los que no los siguen, son de izquierda; para los de izquierda, los del centro son de derecha y se considera centro lo que llaman “izquierda radical”.

En ese sentido, De Francisco dice que, como la derecha ha insistido en infundir miedo al comunismo, ella ha tenido un “un proceso de ‘mamertización’”, que consiste en estudiar lo que propone la “extrema izquierda de Petro”, que según la explicación anterior sería el centro.

“No me he encontrado, hasta ahora, con una sola premisa que no esté enfocada hacia un capitalismo llano, pero concentrado en un tipo de productividad distinta, armonizada con el bienestar del planeta, y con una presencia del Estado apenas justa para garantizar la educación y la salud que se merece la dignidad de cualquier ser humano”, concluye la columnista.

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El texto de Margarita Rosa de Francisco recuerda a una columna de hace algún tiempo de Luis Carlos Vélez, en la que también asegura que hay una conceptualización diferente en Colombia de lo que es derecha, centro e izquierda.

En esa ocasión, Vélez señaló en El Espectador que en el país se califica a una persona de derecha como “uribista” y, por eso, pareciera que “lo políticamente correcto es ser de izquierda o centroizquierda”, lo que es un “grave error”.

“Ser crítico de la izquierda no es ser uribista, como tampoco ser crítico de la derecha es ser guerrillero. La mayoría silenciosa de Colombia, esa que vive su día a día trabajando, construyendo bajo el sol y la lluvia un futuro mejor, no está en ninguno de esos malditos extremos”, escribió entonces.

Ambos columnistas coinciden en que esa conceptualización de la política colombiana se  agudiza con la agitación política que hay constantemente en redes sociales.