
La desaparición de Tatiana Hernández, estudiante de Medicina en Cartagena, ha dejado una estela de incertidumbre y contrariedad en el aire. Este es un caso que manifiesta no solo la angustia natural que rodea a los sucesos de esta índole, sino también las dificultades y contradicciones que han rodeado la investigación de las autoridades locales, poniendo en tela de juicio la eficacia de los sistemas de seguridad en la ciudad.
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Tatiana fue vista por última vez el 13 de abril de 2025 en las inmediaciones de los espolones en la avenida Santander. Su madre, Lucy Díaz, ha mantenido una batalla constante en búsqueda de respuestas sobre lo ocurrido a su hija. En una sesión del Concejo de Cartagena el 24 de julio, a 100 días de la desaparición, Díaz manifestó su consternación acerca de la falla en las cámaras de seguridad en el lugar donde su hija fue vista por última vez. “Esas cámaras no estaban funcionando en ese momento clave”, dijo lucy en la sesión del concejo, según recogen los medios locales.
Además, Díaz denunció que un funcionario de la Fiscalía hizo alusión a que su hija se habría levantado de los espolones y caminado hacia la zona de Bocagrande. Sin embargo, a falta de videos de las cámaras de seguridad, esta afirmación quedó en el aire. Esta contradicción entre lo dicho por la madre y las autoridades añade un matiz sombrío al caso.




“A un funcionario de la Fiscalía se le escapó un pequeño comentario, donde dicen que Tatiana sí se levantó de los espolones y salió hacia Bocagrande. Pero, como las cámaras de seguridad no reflejan esa información, para mí la información es nula. Tatiana está viva”, señaló.
Por su lado, el secretario del Interior de Cartagena, Bruno Hernández, mantiene una versión diferente. Tras revelar un video en poder de la Fiscalía que muestra que Tatiana entró a los espolones pero nunca salió, declaró que no fue vista ingresando al centro histórico ni saliendo de la zona de los espolones.
Entretanto, la familia de Tatiana, representada por su abogado, ha denunciado múltiples deficiencias en la investigación, desde la absentismo de la recogida de huellas en el lugar de residencia de la estudiante hasta el no análisis de objetos personales como su celular.
“Dentro de Distriseguridad hay personas que nombran que sí hay cámaras, con evidencia de los delitos, pero cuando ocurre el hecho las cámaras no funcionan. No he tenido ningún apoyo del Distrito. […] Llevo tres meses pagando arriendo por mi cuenta“, mencionó.
La Alcaldía de Cartagena ofrece hoy una recompensa de 200 millones de pesos por información que ayude a esclarecer el caso. Mientras, la sesión del Concejo para tratar el tema de las cámaras de seguridad ha sido aplazada, ahondando la frustración y la desesperación de la madre.
Las repercusiones de esta cuestión no son solo inmediatas y prácticas, sino que van más allá, suscitando interrogantes sobre la fiabilidad del sistema de seguridad en la ciudad. La desaparición de una estudiante como Tatiana pone al descubierto las tensiones latentes entre la versión oficial de las autoridades y la percepción de la familia que busca respuestas, además de reflejar las falencias en los mecanismos de seguridad y vigilancia. Mientras tanto, Tatiana sigue desaparecida y su familia y la ciudad siguen aguardando con la esperanza de encontrarla con vida.
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