Cuando Luciano Marín Arango, alias ‘Iván Márquez’, cabecilla de la disidencia de las Farc ‘Segunda Marquetalia’, reapareció en mayo pasado después de sobrevivir a un atentado que lo dejó con serias lesiones (sin una mano y sin un ojo) tuvo como telón de fondo las fotografías del presidente Gustavo Petro, de Simón Bolívar y de Manuel Marulanda Vélez, alias ‘Tirofijo’, mítico jefe de las Farc del cual ‘Márquez’ se considera heredero y por cuya inspiración dijo haber retomado las armas pese a haber hecho parte de los acuerdos que llevaron a la desmovilización de esa guerrilla. Pero, al parecer, no sigue solo la ideología de ‘Tirofijo’; también, el hecho de acumular varias muertes sin morir.
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Tiene tanto peso la figura de ‘Tirofijo’ sobre ‘Iván Márquez’ que, por eso, decidió ponerle ‘Segunda Marquetalia’ a la disidencia de las Farc que organizó con otros desertores de la paz como Seuxis Pausias Hernández Solarte, alias ‘Jesús Santrich’; Henry Castellanos Garzón, alias ‘Romaña’, y Hernán Darío Velásquez Saldarriaga, alias ‘el Paisa’ —todos los cuales murieron de manera violenta en Venezuela—. Marquetalia, uno de los mitos fundacionales de las Farc, fue un área del corregimiento de Gaitania, municipio de Planadas (Tolima), que se convirtió en enclave guerrillero y en donde se registró la primera ‘muerte’ de Pedro Antonio Marín, verdadero nombre de ‘Marulanda’ o ‘Tirofijo’.
Sobre ese lugar, el 27 de mayo de 1964, se desplegó la denominada Operación Marquetalia u Operación Soberanía, con la intervención de un escuadrón de aviones de combate T-33 y B-16, una flotilla de helicópteros nuevos UH, siete batallones del Ejército y tres grupos móviles de localizadores de guerrillas. Perseguían a un grupo de unos 50 guerrilleros encabezados por ‘Tirofijo’, a los que atacaron con bombardeos incesantes y combates en tierra. De allí surgieron las primeras versiones de la muerte del jefe guerrillero, supuestamente caído por efecto de las bombas.
En adelante, las noticias sobre su deceso se prolongaron a lo largo de los años, lo que fue depositando sobre ‘Tirofijo’ un aura de mito, un factor determinante para incrementar su influencia, no solo sobre los hombres en armas que comandaba, sino sobre los pobladores de las regiones donde delinquían. Fueron tantas las veces que mataron al jefe guerrillero que el escritor Arturo Alape tuvo suficiente material para escribir ‘Las muertes de Tirofijo’, un libro de referencia sobre la violencia en Colombia. Pero el comandante de las Farc murió finalmente de un infarto, negándoles al Estado colombiano y a los múltiples gobiernos que lo persiguieron la posibilidad de reclamar un éxito militar.
Vivir pese a los rigores de la guerra es lo que buscan todos los que encabezan grupos armados, así digan que están dispuestos a morir por su causa. Que los delincuentes mueran de viejos o enfermos no deja de ser una afrenta para sus eternos persecutores, pues queda en evidencia la incapacidad de las autoridades para alcanzarlos. La muerte de un jefe también se anuncia con la pretensión de que se reduzca o se abandone la persecución contra él. Por eso, así los procesos penales sigan vigentes, es determinante que un hecho de esta naturaleza sea plenamente establecido técnicamente.
Las muertes de alias ‘Iván Márquez’
En el caso de alias ‘Iván Márquez’ —no solo cuando fue miembro de las Farc, sino después cuando desertó del proceso de paz con esa guerrilla—, surgieron varias versiones de su muerte, especialmente en el momento en que cayeron casi secuencialmente ‘Santrich’, ‘Romaña’ y ‘el Paisa’ en Venezuela. De hecho, en ese país fue donde alias ‘Iván Márquez’ fue objeto del ataque que le dejó graves secuelas, con las cuales apareció en mayo y en la última semana de junio cuando se instaló la mesa de diálogos con la ‘Segunda Marquetalia’ en Caracas, en donde también se llevó a cabo el primer ciclo. Ahí fue la última vez que se vio en público.
Las ‘muertes’ de ‘Tirofijo’ e ‘Iván Márquez’ han estado inscritas en contextos completamente diferentes. Los dos, eso sí, permanecen unidos no solo por su pertenencia a las Farc, por la fascinación que profesa ‘Márquez’ por ‘Tirofijo’ y por Marquetalia, sino, ahora, porque suman muertes a sus trayectorias. La más reciente de ‘Márquez’, supuestamente en una intervención quirúrgica en un hospital de la capital venezolana.
“Son conjeturas. Es posible que haya sido sometido a un tratamiento médico a un procedimiento hospitalario, es posible. Pero también en estas cosas hay que ser supremamente cuidadosos, porque no podemos trabajar sobre hipótesis que no tenemos conformadas”, dijo este jueves Armando Novoa, jefe del equipo negociador del Gobierno con la ‘Segunda Marquetalia’, en Caracol Radio. “A mí la idea de que se eche a rodar […] la muerte de ‘Márquez’ no me gusta porque cuando se informa que una persona de estas características ha muerto, y no ha ocurrido como con ‘Iván Márquez’ en ocasiones anteriores, se va creando una cierta imagen mítica del personaje, y eso a veces dificulta los diálogos de paz”.
Los cabecillas de los grupos armados en Colombia que se refugian en Venezuela son de importancia crítica para el régimen de Maduro por múltiples razones, empezando por el hecho de que en Colombia delinquen como guerrillas y en Venezuela operan como grupos paramilitares; también porque validan la presencia del régimen como facilitador en cualquier proceso de diálogo que se pretenda adelantar con ellos, lo cual le da importante aire político; lo hacen necesario para Colombia. Además, por la estrechísima afinidad ideológica y política que profesan.
Por eso, resulta bufa la respuesta que le dio el régimen de Venezuela a la nota que le envió la Cancillería colombiana pidiendo información sobre la supuesta muerte de ‘Iván Márquez’. “La realidad es esa: no confirmaron lo que se escuchó en medios. Nosotros vamos a seguir muy atentos, pero ya tenemos esa respuesta oficial de que no tienen ninguna información”, dijo el canciller Luis Gilberto Murillo. Pero la respuesta de Venezuela no se compadece con las estrechas relaciones que hoy tienen los dos países, cuyos mandatarios se han reunido con mucha frecuencia y mantienen constante comunicación, incluso a través del excanciller Álvaro Leyva Durán.
En el evento de que el régimen de Nicolás Maduro no tenga aún esa información, está en la obligación de establecerla a la mayor brevedad por la dimensión de la figura de ‘Iván Márquez’ para sus intereses. Tampoco es creíble que un régimen que tiene cooptados todos los poderes públicos y controla hasta los hospitales no sepa a ciencia cierta si ‘Márquez’ está vivo o muerto, máxime si se considera que es un protegido especial por el régimen y lidera una mesa de negociación con el Gobierno de Colombia. No es cualquier persona. Lo único que explicaría la lacónica respuesta a la Cancillería es la animadversión que tiene el régimen por el canciller Murillo, a quien no baja de agente de Estados Unidos.
Hoy la suerte de ‘Iván Márquez’, como antes ocurrió con ‘Tirofijo’, permanece en medio de una espesa bruma, no se sabe si por iniciativa propia emulando al mítico jefe guerrillero, o porque esa opacidad le sirve al régimen de Venezuela, o a alguien más. O porque, efectivamente, esté muerto y aún convenga mantenerlo ‘vivo’.
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