En el periodo comprendido entre el 1 de diciembre de 2022 y el 14 de enero de 2023, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF ha instaurado 21 denuncias penales contra padres de familia y cuidadores de niños, niñas y adolescentes lesionados con pólvora. Esta acción se suma a los 79 procesos de restablecimiento de derechos abiertos en favor de menores afectados por este tipo de accidentes.
La directora general del ICBF, Astrid Cáceres, ha reiterado un llamado a las familias para cambiar la pólvora por cantos, cuentos y juegos durante las festividades navideñas. Su mensaje enfatiza la importancia de celebrar la vida y evitar ponerla en riesgo, bajo el lema “El cambio es sin pólvora”.
Durante el mes de diciembre, lleno de alegría por tradición, el uso de pólvora puede convertirlo en el periodo más triste para algunas familias, según señala la funcionaria. La pólvora, resalta, ha causado un considerable dolor en los hogares, y su manipulación por parte de niños, niñas y adolescentes está estrictamente prohibida.
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Es pertinente destacar que, según el Instituto Nacional de Salud, se han registrado 354 casos de niños, niñas y adolescentes lesionados con pólvora en el periodo mencionado. En respuesta a estas cifras, el ICBF ha emprendido acciones para la protección y garantía de sus derechos, abriendo 79 procesos administrativos de restablecimiento de derechos PARD y adelantando 137 procesos de orientación y asistencia a las familias afectadas.
Además, las Defensorías de Familia han interpuesto 21 denuncias penales ante la Fiscalía General de la Nación en contra de madres, padres y cuidadores, considerados responsables de las lesiones sufridas por los menores. Se han aplicado 34 amonestaciones, con asistencia obligatoria a cursos pedagógicos, como parte de las medidas disciplinarias adoptadas.
El mensaje del ICBF concluye en la importancia de buscar atención médica de manera inmediata para evitar que se agrave el estado de salud de un menor que ha sido lesionado con pólvora. El reto de la sociedad es continuar disminuyendo las cifras de niños, niñas y adolescentes lesionados con juegos pirotécnicos. El llamado a la conciencia persiste: “El cambio es sin pólvora”.
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