En medio de la pompa y el protocolo, Duque dedicó unos momentos a hacer un corto acto que quedó grabado en un video publicado por la Presidencia en sus redes sociales.

La publicación fue replicada más de 500 veces y pasó de 1.700 ‘Me gusta’, pero pasó algo que no es del todo común en la red social Twitter, y es que tuvo más reacciones, con unas 1.800 hasta la noche del miércoles.

La mayoría de los comentarios destacaban lo paradójico que resultó el hecho de que Duque, elegido con un discurso que claramente se oponía a las propuestas de izquierda y a la pseudoideología que denominaron ‘castrochavismo’, ahora rinda homenajes a unos de los mártires más célebres del comunismo, como lo son los de la Revolución china de mediados del siglo XX, y en parte a la figura de Mao Zedong.

Iván Duque

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En ese sentido, más de uno tuvo que hacer maromas argumentativas para buscarle sentido al tema.

Otros incluso temieron que se repitiera lo que consideran una traición, como lo fue que el expresidente Juan Manuel Santos decidiera discrepar en algunos temas con Álvaro Uribe:

El hecho demostró que a muchos todavía les cuesta caer en cuenta que una cosa es un candidato en campaña y otra un político el ejercicio de su cargo, en donde hay mucho más que presiones y la carga de ser Presidente doblega a muchos intransigentes, mientras que a los que no, los deja generalmente mal parados.

Algo parecido sucedió esta misma semana al evidenciar que algunos miembros del partido Farc se expresan de forma muy distinta en Colombia que en Venezuela.

Carlos Lozada Farc

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Las dificultades que pasan algunos exguerrilleros para explicar sus cambios de posición en uno y otro lado también impactarían al propio presidente, que ha tenido que flexibilizar algunas posiciones después de haberlas convertido en axiomas de su gobierno.

Aunque en menor cantidad, sí hubo quienes se lo reconocieron en redes, aunque muy a su manera, percatándose de que es algo que en realidad es propio de la diplomacia entre dos Estados y hace parte de esas cosas que llenan el ámbito político de zonas grises. Estas, para muchos, resultan difíciles de explicar desde la coherencia, pero para otros muy propias de la democracia y la necesidad de gobernar con ecuanimidad y pluralidad.