Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Leonardo Olaya   Abr 28, 2024 - 10:33 am
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En la entrevista más dura que ha dado Sergio Fajardo sobre el Gobierno del presidente Gustavo Petro, la tibieza no parece ser un adjetivo que lo descifre. Fajardo asegura en El Colombiano que el presidente Gustavo Petro no va a poder concretar su proyecto de cambio porque no tiene capacidad de organización y su administración es un caos. Concluye que su voz, en cualquier caso, se va a escuchar en 2026.

¿Por qué salió a las marchas si muchos pensaban que era una protesta originad por la derecha en contra del presidente? 

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Yo trabajo en el TEC de Monterrey. Soy líder de un programa de liderazgo público. Voy una semana al mes a Monterrey y regresaba el viernes pasado porque era mi día de regreso. La razón de participar es muy sencilla. Yo tengo perfectamente claro que el Gobierno del presidente Iván Duque fue un mal Gobierno y así lo manifesté durante su periodo. Voté en blanco en la elección de Duque-Petro y me he ganado una cantidad de insultos infinita.

Pero, de la misma manera, considero que este es un Gobierno que está mal. En medio de todo esto hay una polarización muy grande en Colombia que viene desde 2010. Naturalmente hay un populismo asociado con la figura del presidente y yo decidí ir a la marcha como ciudadano de manera tranquila, sin anuncios. Pero para decir, y somos muchas personas en Colombia, que no creemos en el Gobierno del presidente Petro, que no creímos en el Gobierno del presidente Duque y que hay un espacio en política para quienes sí creemos en una política de manera diferente y que Colombia tiene que cambiar.

La polarización conduce a la rabia y en el marco de la rabia solo hay destrucción. Tenemos que tener serenidad y capacidad para escucharnos y tender puentes. Yo no grito ni voy a gritar, pero era un momento para decir aquí estoy.

¿El presidente Gustavo Petro está poniendo en riesgo las instituciones y la democracia en Colombia?

Yo personalmente no creo. Pero entiendo que se pueda pensar y sentir eso. El espíritu del presidente Petro es la confrontación. Ese es su ámbito natural, es la manera como se siente cómodo: en la confrontación, en la guerra. Y, por supuesto, él utiliza todo tipo de herramientas que tiene a su disposición para propiciar esa guerra. Él es un populista con la incapacidad para llevar a la realidad una cantidad de propuestas que ha hecho. Con una mente caótica y un liderazgo que no tiene capacidad para construir equipos, señalar metas, guiar una sociedad hacia una transformación.

Él va hacia la confrontación, improvisa con altibajos de todo tipo. El último ejemplo fue lo del día cívico que fue patético. Tiene la habilidad para mantenerse en la guerra. A él lo que más lo motiva es la confrontación, que le respondan. Asumirse como el principio y fin de todas las cosas. Asumirse como la expresión del pueblo que él representa; que él es el pueblo. Y todo lo que no está con él es su enemigo.

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Hay que apelar a la rabia, la incertidumbre y el malestar. Esos son sus recursos. Yo no creo que vaya a haber una Asamblea Nacional Constituyente, eso fue una improvisación en medio de un discurso. Los trinos que ha sacado sobre la marcha son patéticos y delirantes. Él está en una nube sintiéndose que él es el escogido.

Pero entonces usted no cree que el presidente vaya a buscar permanecer en el poder más allá de agosto de 2026…

No creo. Él asusta con esas afirmaciones improvisadas que después los ministros tienen que salir a ver cómo lo excusan, pero yo no creo realmente en eso. Es un mecanismo que él tiene para la guerra, asustar. Es una herramienta para mantener la tensión ya que él necesita victimizarse porque su proyecto de cambio no se va a realizar. Ya vamos a ajustar cerca de dos años.

Gobernar es muy difícil y lo que no esté funcionando después de dos años es que no va a funcionar. Tiene un desorden gigantesco y eso no va a mejorar. Pasa a la ofensiva; la mejor defensa es un ataque y quiere tener a todo el mundo hablando de él a todas las horas. Va a aumentar el caos, la confrontación, el susto. Pero yo no creo que eso vaya a pasar.

El presidente argumenta que en el país ha habido un bloqueo a sus propuestas que fueron aprobadas en las urnas y aprobadas en el Plan Nacional de Desarrollo. Que tiene muchas trabas del poder y la élite que no lo dejan gobernar. ¿Algo de eso es cierto?

No. La única traba es él con la incapacidad de mantener un terreno de concertación. Hay mucho sentido en muchas de las reformas, hay cosas que tienen sentido. Pero su incapacidad para tender puentes, concertar y construir, hace que él reaccione con su rabia y malestar y pasa a concluir su incapacidad para construir desde la perspectiva de la victimización y a decir: es que no me dejan los medios y los ricos. Divide las universidades entre públicas y privadas y crea esos enemigos. Pero su principal enemigo es él.

¿Qué es lo que le parece que tiene sentido en las reformas?

El presidente ha puesto sobre la mesa unas reformas que son necesarias. Sin duda hay que reformar el sistema de salud, yo creo que muy pocas personas que estarían en contra de eso. Si revisan las propuestas de todas las personas que fuimos candidatos en las elecciones presidenciales pasadas, todos hablamos de salud pública preventiva de primer nivel. Yo como alcalde y gobernador trabajé en esas herramientas que se necesitan y eso obliga a reformas.

Hay muchas cosas que se pueden afinar, corregir y que con unas buenas mesas de concertación y respeto por otras opiniones se pueden hacer. Pero él lleva eso a una confrontación, él ataca, es agresivo en sus formas. Cuando no se hace lo que él quiere reacciona a las patadas. Hay elementos positivos y negativos en las reformas, también en la pensional.

Yo estoy seguro que hay unos elementos que son importantes. Yo creo que es importante lo que está pasando en la discusión donde se terminan los subsidios que crean unas pensiones súper altas y crean una condición de injusticia en Colombia. En el país una de cuatro personas se jubila, esas son unas condiciones imposibles en el país. Pero el espíritu del presidente es todo a las patadas. Él crea la confrontación y la disfruta y no permite que se revisen las cosas.

Por ejemplo, yo creo que una reforma pensional tiene que ir acompañada de una reforma laboral que permita avanzar en la formalización porque hay una cantidad de trabajadores informales. Que haya posibilidades de empleo; hoy cerca del 30 % de los jóvenes no estudian y no trabajan. El trabajo tiene que venir de una política de desarrollo productivo que entienda las virtudes regionales y se apoye en la ciencia y tecnología. Eso no existe en el Gobierno del presidente Petro.

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Se necesitan cambios, pero se tiene que construir de una manera diferente. No hay que destruir para proponer nuevas cosas. Él no va a cambiar, ustedes nunca van a escuchar una palabra amable del presidente Petro para una persona que trabaje con él. Ha insultado a los trabajadores, a sus ministros. Un día dice una cosa, después dice otra. En Antioquia insultó a los antioqueños, después pasa e insulta a los barranquilleros, después a los bogotanos.

Propone un tren un día, otro día propone otro tren y el agua todavía no ha llegado a La Guajira porque otro de los grandes fiascos del presidente Petro es que no ha luchado contra la corrupción. Desde que su hijo Nicolás y Benedetti abrieron la puerta, estamos viendo uno y otro escándalo de corrupción en una y otra institución.

En las manifestaciones del domingo pasado -se habla de un millón de personas- había una consigna que era “fuera Petro”. Muchas personas en esa movilización sí estaban de acuerdo con que al presidente hay que sacarlo antes de que termine su mandato. ¿Cómo hace usted para alejarse de esa consigna?

Explicar. A toda persona que dice “fuera Petro” yo le digo que no tiene ningún sentido. El presidente Petro tiene que terminar su periodo. Tiene sentido protestar contra sus políticas, pero embarcarnos en esa euforia y ese malestar para convertirlo en fuera Petro es un error monumental. Colombia no puede empezar a recorrer la ruta de Ecuador o Perú.

Hay que insistir en las rutas de la democracia, que se escuche, que el Gobierno nacional tenga capacidad para concretar. Yo no quiero que volvamos a donde dejó Duque por el mal Gobierno de Petro. Necesitamos una nueva alternativa que rompa con ese esquema. Ya ensayamos lo uno y lo otro, nos falta la serenidad, la seriedad, la capacidad de construir y tender puentes, de respetar. Eso es lo que yo represento y por eso hablo.

En medio de la gritería, una voz que no grita es difícil que se escuche. Pero poco a poco la gente va entendiendo lo que ha pasado. Puedo estar pensando con el deseo, eso es parte de la vida, pero yo creo que dentro de muy poco tiempo se va a escuchar la voz de la sensatez con fuerza por todo Colombia.

Si el presidente propusiera una Asamblea Nacional Constituyente en Colombia, ¿usted sería constituyente?

Yo protestaría contra eso. Yo no creo que eso vaya a pasar en Colombia, es caer en una trampa. Se acaba este Gobierno, se acaba todo lo que tenemos, se crea un caos generalizado y este país no necesita el caos. Colombia necesita la oportunidad de construir, de mostrar que se puede hacer las cosas. Todo esto termina en confrontación, en rabia y de la rabia jamás saldrá nada positivo. Este país tiene que avanzar hacia la cultura ciudadana. Tenemos que ser capaces de superar el odio, el malestar. Con una Asamblea Constituyente estaríamos en disputas y caos todos los días a todas las horas.

¿Cuáles son los resultados que le preocupan más del Gobierno?

Habrá personas que piensan que la reforma tributaria no tenía ningún sentido, o que la reforma a la salud no se debe hacer nada, tampoco con la pensional. Esa es una discusión legítima en una democracia y se tendría que hacer. Pero lo que más me preocupa son las formas,

y, qué pena insistir, pero es que la forma del presidente es el caos. Y ahí no vamos a ser capaces de escucharnos para nada. En medio de la violencia verbal, la agresividad, el insulto personal, de ahí no sale nada bueno. Eso es lo que más me preocupa.

Con estas respuestas queda claro que usted quiere ser la alternativa y que va a ser candidato en 2026…

Lo que he dicho siempre. Yo estoy en política. En enero del año 2000 empezamos en Medellín a construir el movimiento Compromiso Ciudadano desde cero. Ese día yo entré a la política y a lo público, creo que se puede transformar la sociedad, hacer bien. Yo estoy en ese camino político. He venido por el mismo camino, he votado en blanco en dos elecciones, me he mantenido en el mismo espacio, a nadie he gritado, maltratado o insultado.

Siempre he tratado de construir porque eso es lo que soy yo. Hago parte de la política, hago parte de Dignidad y Compromiso, y tengo la certeza, así ahora no esté de moda, que más pronto que tarde se va a empezar a escuchar esta voz. Sin gritar vamos a llegar a todos los rincones de Colombia.

¿Usted ve viable una fórmula para el 26 que agrupe al centro y a la derecha

Falta mucho camino por recorrer. Aquí estamos en una confrontación y nosotros tenemos que ser capaces de construir la expresión política que rompa esa polarización, que entiende que Colombia tiene que cambiar, que se debe dar esa oportunidad y que pasa por un cambio en las formas de la política. Falta mucho y muy poco.

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Yo espero estar equivocado pero esto va para mayor confrontación y tiene que haber unos que sigamos creyendo en las ideas de las formas en la política y la democracia. Pero, le reitero, esta voz se va a escuchar. En medio de toda la gritería va a aparecer la voz de la sensatez. Yo creo que eso es lo que Colombia necesita.

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