
Que la política es el arte de lo posible (frase atribuida en la tradición política a Aristóteles, Maquiavelo, Bismark y hasta Winston Churchill) queda demostrado con las más recientes afirmaciones del designado ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, sobre empezar a convocar una asamblea nacional constituyente, después de haber asegurado hace pocas semanas que esa propuesta del presidente Gustavo Petro “es una mala idea”, y además “inviable”. ¿Cambio su discurso el hoy ministro?
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Otros aseguran en la actualidad que la política es dinámica, y esa aseveración tuvo un buen ejemplo con la afirmación del entonces candidato presidencial Juan Manuel Santos (del que Cristo también fue ministro del Interior cuando fue elegido) al asegurar que “solo los imbéciles no cambian de opinión cuando cambian las circunstancias”. Eso echaría por tierra la idea de que la palabra dada tiene valor, un hecho que tradicionalmente cuenta con mucho arraigo. Quien no cumple su palabra y no es fiel a lo que dice (en suma, quien es incoherente) es duramente amonestado y camina rumbo al desprestigio.
Por eso, ha habido tanto alboroto en el país con las declaraciones de Cristo sobre una asamblea nacional constituyente. Pero si se revisan sus declaraciones anteriores al respecto, el próximo ministro del Interior no ha dicho que no se deba hacer una constituyente. Por el contrario, la ha considerado, acotada para abordar dos aspectos puntuales, el sistema político del país y el ordenamiento territorial. Otra cosa que ha dicho es que no la ve posible en el mandato actual.
El 16 de marzo pasado, Cristo dijo que la propuesta del presidente Gustavo Petro “es una mala idea, pero además es una idea inviable”, porque el Gobierno “está lejos de contar con las mayorías que se necesitan en el Congreso para aprobar una ley que convoque a esa constituyente”. Para Cristo, una constituyente “tiene que ser el fruto de un amplio consenso social en el país”. También precisó que no puede ser un instrumento para resolver los problemas entre el Gobierno y el Congreso y la rama Judicial, y advirtió que “no se puede utilizar como una amenaza al Congreso para que apruebe las reformas sociales, la agenda social del Gobierno”.
Y en un foro de su partido En marcha, el pasado 26 de abril, Juan Fernando Cristo habló de una constituyente acotada y limitada, pero no en este Gobierno. “Me parece que todos los colombianos estamos perdiendo el tiempo en la discusión de la constituyente. Eso no va para ninguna parte. La constituyente hoy es absolutamente inviable. Me parece que nos equivocamos gastando tiempo en un debate inútil, estéril, que no va a llevar a ninguna parte. Ojo: digo la constituyente hoy”, subrayó.
“Uno podría decir que en Colombia hay dos problemas hoy de fondo en la sociedad que no hemos sido capaces de resolver a lo largo de mucho tiempo: el sistema político y el ordenamiento territorial. Y valdría la pena que empezáramos a pensar en la necesidad de hacer una constituyente acotada y limitada después de las elecciones del 2026, pero una constituyente que surja de un consenso político y social”, dijo Cristo, y volvió a precisar: “Yo sí diría que es necesaria. Ojo para aclarar, y después no digan [que] Cristo propuso constituyente o apoyó la constituyente de Petro: eso será un tema de campaña en el 2026”.




Como se ve, Cristo no ha sido reacio a una constituyente. Su postura, por lo menos hasta ahora, es que no podría ser en el corto plazo. Si se mantiene en esa línea, estaría andando por un camino diferente al del presidente Petro, que, en sus más encendidos discursos, viene animando esa idea con insistencia, por lo que sus detractores sienten que la quiere llevar a cabo antes de que acabe su mandato. Pero hay otro aspecto en el que Cristo discreparía del jefe de Estado: la reelección.
Este jueves, en el vórtice del huracán político que desató su designación, Cristo también marcó una significativa diferencia con la idea de la reelección, que la oposición atribuye al mandatario, que él mismo ha sugerido y por la cual varios de sus alfiles ya se han manifestado a favor abiertamente. En Caracol Radio, recordó que en 2015 como ministro de Santos impulsó la prohibición de la reelección en Colombia y en el 2004 se opuso al cambio del articulito en la Carta para la reelección de Álvaro Uribe.
“Mi posición frente al tema de la reelección es exactamente la misma. Yo creo que no le conviene al país ninguna figura de reelección, ni ahora ni hacia el futuro. La alternancia democrática en Colombia es absolutamente clave en los relevos democráticos”, dijo Cristo en la emisora, y también se refirió al Acuerdo con las Farc, que, para Petro, el excanciller Álvaro Leyva y el exfiscal Eduardo Montealegre, permite la convocatoria a una constituyente. “El Acuerdo de Paz no tiene ningún valor jurídico obligatorio que la permita, por una simple declaración unilateral del Estado Colombiano ante Naciones Unidas. En ninguna parte se menciona la palabra constituyente. Ese no es un mecanismo que se pueda utilizar”.
Habría también otro aspecto en el que Cristo discrepa del presidente Petro. Ante la usencia de claridad del mandatario sobre los mecanismos para llevar a cabo su constituyente, la oposición le achaca un menosprecio por los caminos institucionales y la Constitución. Pero el nuevo ministro del Interior dijo en el mismo medio: “Aquí hay una Constitución que hay que respetar. Hay unos procedimientos y unos mecanismos que hay que respetar”.
Las palabras de Cristo apuntan a que una constituyente ya no estaría en las cuentas del presidente Petro para lo que queda de su mandato, sino que el tema lo seguirá agitando el jefe de Estado hasta convertirlo en la bandera que enarbolará el candidato del Pacto Histórico para las elecciones del 2026. Pero como la política es el arte de lo posible (o es dinámica), tampoco se puede descartar que insista en que eso ocurra en su mandato, y la ficha clave para lograrlo sea el nuevo ministro del Interior.
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