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Los tentáculos del crimen parecen implacables y a veces ese designio persigue a los propios integrantes de los grupos delincuenciales. Ese parece ser el caso de Iván Darío Gómez Campos, el feminicida más buscado en el departamento de Córdoba, al que las balas alcanzaron en la zona limítrofe con el departamento de Antioquia apenas unos días después de haber cometido un doble homicidio.
Gómez fue señalado de asesinar la semana pasada a su expareja Mary Rosa Álvarez, de 29 años, y a su suegra, la mamá de esta, Ana Elvia Madera, de 53 años de edad, en el corregimiento Bajo Piedra, del municipio de Chinú, Córdoba. Dos hijos quedaron huérfanos.
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Este crimen conmocionó a todo el departamento vecino, al punto que el gobernador, Erasmo Zuleta Bechara, ofreció primero una recompensa de 20 millones de pesos y luego la incrementó a 50 millones por información que condujera al presunto homicida, que a esas alturas ya había sido identificado e incluido en un cartel de los delincuentes más buscados de esa región del país.
De acuerdo con informes de las autoridades, Mary Rosa Álvarez había terminado una relación sentimental con Gómez. El martes 16 de julio llegó a la casa de esta y la apuñaló en varias ocasiones; luego cuando la suegra se metió en medio, también la agredió con arma blanca.
Como producto del ataque, la señora Madera falleció en el mismo domicilio, mientras que su hija quedó malherida y fue conducida a un hospital, pero al día siguiente murió como producto de las lesiones.
Desde un comienzo el agresor fue identificado. Los organismos de seguridad lo habían señalado previamente como presunto integrante de la organización delincuencial conocida como el ‘Clan del Golfo’, también autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia (EGC). De hecho, el hombre, de 44 años, había salido hace poco de la cárcel y por lo visto una de las primeras cosas que hizo fue buscar a su expareja, de 29 años, según reseñó el medio de comunicación virtual Minuto30.
Aparentemente huyó hacia Antioquia para esquivar la acción de las autoridades que lo buscaban, pero habría sido el propio grupo del que hacía parte el que cobró justicia por cuenta propia.
Una llamada telefónica alertó el domingo pasado a la Policía de un cuerpo sin vida de sexo masculino en un costado de la vía que comunica a Tarazá con el corregimiento Puerto Valdivia.
El informe policial indica que el cadáver apareció en el sector El Cinco, a una hora del casco urbano.
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Cuando una funeraria local lo ubicó, confirmó que Gómez había sido asesinado de cinco tiros: dos a la altura del pecho, uno en la cara, uno en el brazo derecho y uno en la mano izquierda.
Los documentos de identidad estaban absolutamente visibles, como si los atacantes que lo asesinaron tuvieran el propósito de que las autoridades supieran sin demora de quién se trataba.
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