Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Andrea Castillo   Jul 14, 2025 - 7:48 am
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En una conversación de un poco más de 20 minutos en ‘Los informantes’, de Caracol Televisión, María Claudia Tarazona, esposa de Miguel Uribe, habló no solo de la historia de amor que tiene con el precandidato y que es, al final, la que la sostiene en este momento en el que Uribe completa más de un mes en Cuidados Intensivos tras el atentado que sufrió.

En la entrevista, a Tarazona –por momentos– se le quiebra la voz, pero a pesar de ello transmite una serenidad que impacta. Contó, por ejemplo, como fue ese traslado del hospital de Fontibón a la Fundación Santa Fe:

“Yo logro llegar de la Fontibón a la Santa Fe en la ambulancia y yo iba sosteniendo la cabeza de Miguel entre mis manos, el neurocirujano iba teniendo el cuello y ayudándolo a sostener y yo le iba diciendo: ‘Miguel no te mueras, no te mueras, tenemos que llegar, tienes que ver a tu hijo, lo tienes que volver a abrazar, vuelve a mí, no te vayas, quédate conmigo’ y logramos llegar”, dijo con la voz entrecortada.

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Esas primeras 48 horas después del atentado eran definitivas para Miguel Uribe. Contó cómo tras la primera operación (que era muy importante), sobrevivió, pero que después le dijeron que Miguel tenía muerte cerebral. ¿Miguel se va a morir?, preguntó ella. Los médicos le dijeron que sí y al preguntarles de nuevo que cuántas horas tenía le respondieron que era cuestión de horas. Ahí es donde sucede lo que ella llama “un milagro”.

María Claudia recogió con sus hijas unos audios de despedida para Miguel: “Yo voy a la clínica con los audios de las niñas en mi celular, entro a despedirme de él, me acuesto encima de él y le digo: ‘amor lindo, hiciste un trabajo maravilloso, no solamente en nuestra familia con nuestro hijo, con las niñas, conmigo, con tu papá, sino en Colombia y vete tranquilo que mi promesa es que yo voy a estar aquí para Alejandro (su pequeño hijo), lo voy a cuidar con todas las fuerzas de mi corazón. Y cuando Alejandro tenga hijos y sus hijos tengan hijos, te voy a ir a buscar y va a haber una segunda oportunidad para ti y para mí. Vete a buscar los brazos de tu mamá que yo me hago cargo”.

Luego de eso y de que María Claudia también le tratara de explicar al niño lo que le había pasado al papá, ocurrió lo impensable.

“Me devolví para la clínica y cuando llegué me dice el doctor Hakim: ‘Es otro paciente, es otro cerebro y Miguel se está recuperando’”.

En la entrevista, María Claudia Tarazona contó que son tres cosas que la mantienen en pie: Dios, su promesa a Miguel: “Se la hice cuando pensé que se estaba muriendo. Yo me voy a hacer cargo de mis hijos y voy a estar bien para ellos” y lo tercero sus hijos.

Confesó que tiene muchos momentos de mucho dolor y angustia, “y esto es una entrega total y absoluta que pase lo que pase yo tengo que estar ahí para mis hijos”.

María Claudia no dio detalles de cómo está Miguel hoy, ni siquiera ella se pregunta qué pasa si se recupera o cómo va a quedar. Ella solo confía en Dios. No busca información, no pregunta por el mañana, vive hora tras horas. Aclaró que no está en negación y nada la humaniza más que el dolor, acepta ese dolor y todo lo que le está pasando.

Confesó además que no ha visto –ni verá– los videos e imágenes del atentado que sufrió Miguel ese 7 de junio, pero habló del niño sicario dejando una profunda reflexión:

“Cuando uno a los 14 años, empuña un arma en vez de estar pateando un balón, consiguiendo su primera novia, aprendiendo matemáticas, luchando con una materia que no le entra bien y tiene más habilidades en matar que en patear un balón. El problema no estaba en él, el problema está en ¿qué tipo de sociedad somos nosotros y qué tipo de país somos y cómo normalizamos que niños de 14 años sean instrumentos para la guerra. Y yo no siento ninguna rabia ni siento rencor ni nada, siento dolor, es un niño”.

Habló además de esa historia de amor que tiene con Miguel, de cómo siendo ella seis años mayor y con tres hijas previas terminó aceptando ese amor que Miguel le profesaba, porque contó que Miguel no la tuvo fácil para conquistarla.

La relación lleva 14 años y María Claudia, entre lágrimas, considera que ha sido corto el tiempo: “Miguel está batallando fuertemente de la mano de Dios por volver a los brazos de su hijo y volver a mí. Es que fue muy cortico, llevamos muy poquito tiempo, 14 años no es nada”.

Confesó que lleva la argolla de matrimonio de Miguel colgada en un collar en el cuello, que por ahora no va hablar de política porque no piensa en eso ni tiene que ver con ella, que había hablado con Miguel de los riesgos, de que estaba poco cuidado, de cómo llegaba a los foros del Centro Democrático en taxi solo con un policía y que no ha recibido una llamada de solidaridad del presidente Petro.

También que no le ha dicho a Miguel Uribe que su abuela, la mujer que lo crio, Nidia Quintero de Turbay, falleció hace poco, a sus 93 años. “Yo creo que si Dios me da la oportunidad y si está en manos de Dios, después hablaré con el de eso, pero yo creo que él en este momento la batalla que está dando es lo suficientemente difícil. No quise ponerle ninguna carga adicional. No sé qué tanto oye, no sé nada, yo me conecto desde aquí es de mi corazón, no es porque yo vaya a la clínica y le hable al oído y ha pasado momentos muy críticos y muy difíciles y si Dios nos da la oportunidad habrá tiempo de hablar de ese tipo de cosas”.

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Está llevando un diario de lo que ha pasado, acompaña a Miguel todos los días, le hace oración y hasta le canta. “Para mí es durísimo irme de la clínica, siento la angustia que algo va a pasar y no voy a alcanzar al llegar, pero yo tengo que honrar mi palabra de estar con Alejandro”.

Siente el apoyo de todos los colombianos, las marchas y hasta la carrera que se hizo. “El amor de la gente me mantiene en pie, gracias”.

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