En poco menos de una semana se conocerá la suerte de la Liga de Gobernantes Anticorrupción (LIGA), que avaló la aspiración presidencial de Rodolfo Hernández y Marelen Castillo, hoy irreconciliables.

Aunque el pasado 4 de agosto el Consejo Nacional Electoral (CNE) le otorgó personería jurídica al movimiento, esta se suspendió tras una demanda que se interpuso por la no inclusión de la excandidata vicepresidencial en los estatutos de la colectividad, por lo que en este momento la representante Castillo, quien llegó al Congreso vía Estatuto de Oposición, no cuenta con ningún sostén partidista en el Capitolio.

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El próximo 15 de noviembre, el CNE escuchará las explicaciones tanto de Hernández como de Castillo sobre las causas de su divorcio político. Esto derivó en que el exsenador y exalcalde de Bucaramanga, quien apenas estuvo tres meses en el Congreso y básicamente es junto a su familia el dueño del partido, decidiera no tener en cuenta a la representante a la Cámara para la consolidación de una colectividad que buscará tener protagonismo especial en Santander, región natal de Hernández, al que muchos ubican como candidato a la gobernación departamental.

La versión de la antigua fórmula presidencial, que durante la campaña se mostró unida y con ánimos de encarnar un cambio que se exigía en las urnas, allegará ante el CNE de forma presencial o mediante un escrito en modalidad versión libre. Teniendo en cuenta las consideraciones de ambas partes, el tribunal tomará la decisión sobre lo que ocurrirá tanto con el partido como con ambos políticos.

Algunas opciones que se contemplan para la LIGA son su disolución, que Castillo se quede con la representación total o que se inicie un proceso de escisión tal como el que hubo hace poco en el Polo Democrático, del que emergió el partido Dignidad.

Las fisuras en la Liga de Gobernantes Anticorrupción

Rodolfo Hernández y Marelen Castillo hicieron una campaña presidencial excepcional. La fórmula presidencial pateó el tablero electoral metiéndose en segunda vuelta por encima de Federico Gutiérrez y Rodrigo, que muchos ya tenían como fijos en la ronda final de la carrera hacia la Casa de Nariño, para competirle al presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez.

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La gran sorpresa de las elecciones 2022 resistió varios ataques de quienes los señalaban de ser una pareja política muy inexperta para aterrizar en la Casa de Nariño, y en general se evidenció que ambos tenían una visión similar de país. Fueron derrotados en segunda vuelta, en la que sin embargo obtuvieron una nada despreciable votación de 10,6 millones de colombianos, y ambos asumieron las curules en el Congreso que les otorgó el Estatuto de Oposición.

Pero muy poco tiempo pasó para que se evidenciaran las primeras fisuras no solo entre ambos congresistas, sino en general entre los miembros de la LIGA. Las diferencias en algunos proyectos, las discordias sobre declararse partido de oposición o independiente, las dudas sobre la curul de Hernández, a la que finalmente terminó renunciando, y en general la falta de trabajo conjunto entre los miembros del partido derivó en una temprana implosión de una colectividad llamada a ser una de las líderes de la oposición al Gobierno Petro.

Mucho se rumoraba también que la distancia entre Castillo y Hernández se venía ampliando por la financiación de la campaña presidencial. Y así se evidenció cuando el pasado 5 de octubre se conoció una intensa discusión entre la fórmula presidencial, de la que no hay certeza sobre su fecha, en la que el ingeniero Hernández le recordó a Castillo algunos compromisos económicos que suscribieron si no lograban llegar a la Casa de Nariño.