En Bogotá, cada vez son más los casos de inseguridad que se ven a diario. La delincuencia parece no tener fin y aunque la Policía capture a estos criminales, esto no es suficiente debido a que no tienen en dónde ubicarlos y desgraciadamente al final terminan libres nuevamente.

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Sin embargo, nuestra periodista Laura Ayala ingresó a los sitios donde permanecen los hombres señalados desde hurto hasta abusos. Nos muestra la realidad que viven estas personas en los Centros de Detención Transitorios (CDT) los cuales se encuentran en una situación crítica.

Los detenidos, que esperan ser trasladados a una cárcel o procesados judicialmente, padecen condiciones de hacinamiento, violencia y enfermedad. A pesar de que estos centros tienen capacidad para retener a las personas por no más de 36 horas, muchos permanecen allí durante semanas, meses e incluso años debido a la falta de infraestructura y la demora en los trámites administrativos.

Según un artículo publicado recientemente, los detenidos en estos centros sufren de falta de espacio, escasez de alimentos, malas condiciones higiénicas, enfermedades y violencia, lo que pone en riesgo su salud y sus derechos humanos.

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La falta de atención y capacitación de la Policía Nacional en cuanto a la prevención de la tortura y la custodia de personas privadas de libertad es otro problema denunciado en el artículo. Además, existe el problema de la sobrepoblación en las URIS ( Unidades de Rehabilitación e Integración Social) y estaciones de policía, que superan el 270 % de su capacidad. Esto tiene un impacto negativo en la vida de los detenidos, quienes ven comprometidos sus derechos y su seguridad en estos lugares.

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Es importante que las autoridades tomen medidas urgentes para solucionar esta situación crítica en los Centros de Detención Transitorios de Bogotá, garantizando así el respeto de los derechos humanos de las personas detenidas y evitando que sigan padeciendo estas condiciones inhumanas