Bonnet en su columna de El Espectador presenta el caso de Diana, una mujer que perdió a su único hermano de 21 años, víctima de abuso sexual por parte de un cura , quien además sufrió de depresión y fobia social, y quien decidió acabar con su vida lanzándose desde un noveno piso.

El suicida fue Daniel, pero la víctima del “trato humano y digno” con el que la justicia colombiana asumió el caso, fue Diana.

“Daniel quedó vivo por unas pocas horas y fue atendido en la Clínica Reina Sofía. Después de su muerte llegaron los agentes del CTI a interrogar a Diana, aún en shock. En mitad del interrogatorio –¿tenía enemigos? ¿Cuál era su inclinación sexual?– una funcionaria de la clínica interrumpió: el cadáver no podía salir para Medicina Legal ¡porque no habían pagado el bono de urgencias! Diana salió, pagó los 29.100 pesos, terminó el interrogatorio y en vez de salir a llorar su dolor en intimidad, tuvo que acompañar a los agentes al “lugar de los hechos””.

El joven dejó una carta escrita con su puño y letra en donde explicaría las razones por las que decidió cortar con su vida. Pero el contenido de ese manuscrito nunca ha sido develado por la Fiscalía a Diana, la única hermana del suicida, porque es “material de investigación”, según dijeron los investigadores.

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Bonnet acentúa el hecho de que en este caso no prevalecieron los sentimientos, ni el duelo, ni el dolor ante la muerte repentina e inesperada de un familiar, y eso que los investigadores hicieron saber que se trataba de un hecho criminal en donde Daniela tenia “derecho a recibir, durante todo el procedimiento, un trato humano y digno”, relató Bonnett.

A Daniela le fue notificado, por parte de la Fiscalía, que “en caso de suicidio todos son culpables, incluyendo la familia”.

Yo, que en circunstancias similares recibí, en un país extraño, un trato lleno de consideración, me pregunto si la desconfianza y la inhumanidad de esta sociedad no tiene mucho que ver con esa impiedad de la justicia, esa que dizque debería ampararnos”, advirtió la escritora quien, al igual que Diana, tuvo que superar el suicidio de su hijo, Daniel Segura, en mayo de 2011, quien fue víctima de matoneo y otros abusos emocionales cuando enseñó en el colegio Gimnasio Campestre.