La reciente jornada de formación en defensa personal y autocuidado, organizada por la Alcaldía Local de Chapinero y realizada en el parque El Nogal, reunió a setenta mujeres para participar en actividades prácticas y reflexivas. Este encuentro se inscribió dentro de la estrategia “Triada de la Equidad”, que busca articular seguridad, salud y cultura ciudadana con enfoque de género. El evento, a través de talleres como Jiu-Jitsu y striking, así como expresiones artísticas y ejercicios de sensibilización respecto a violencias invisibles como la vicaria, aparece como una respuesta concreta al preocupante contexto de violencia. Según datos del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, durante 2023 se documentaron en Bogotá más de quince mil casos de violencia intrafamiliar, afectando principalmente a mujeres.
El impacto de este tipo de intervenciones, aunque celebrado por muchos sectores, invita a un análisis más profundo. El Observatorio Distrital de Mujeres y Equidad de Género advierte que las políticas públicas asociadas suelen ser criticadas por su carácter puntual y por la falta de sostenimiento a largo plazo. Estudios de la Universidad Nacional de Colombia recalcan que la reducción de la violencia de género no puede depender únicamente del empoderamiento individual o de iniciativas aisladas, sino que requiere intervenciones estructurales: facilitar el acceso a la justicia, mejorar los sistemas de denuncia y asegurar recursos constantes en la implementación de políticas.
En ese sentido, voces especializadas como las de María Adelaida Palacios, de la Corporación Sisma Mujer, y reportes oficiales de la Secretaría Distrital de la Mujer resaltan la urgente necesidad de fortalecer la confianza institucional y diversificar los canales de denuncia. Actualmente, solo alrededor del 35% de las mujeres víctimas de violencia en Bogotá denuncia estas agresiones, lo que evidencia brechas de acceso y temor persistentes. Además, la atención psicosocial gratuita y las redes de apoyo legal y comunitario, sostenidas en el tiempo, se revelan como componentes esenciales para obtener cambios más duraderos.
La Fundación Ideas para la Paz (FIP) ha mostrado que Chapinero, aunque posee altos índices de desarrollo, todavía enfrenta resistencias culturales que dificultan la visibilización y sanción de las violencias en ámbitos privados. Recomendaciones de la FIP insisten en que la articulación entre talleres de autocuidado y observatorios locales, con rutas de atención claras para la ciudadanía, resulta clave para fortalecer la respuesta.
En suma, la jornada organizada en el parque El Nogal representa una contribución significativa a la sensibilización y el apoyo comunitario. Sin embargo, el desafío mayor radica en trascender los esfuerzos individuales y eventuales, avanzando hacia una política pública integral. Según ONU Mujeres Colombia, el equilibrio efectivo solo llegará mediante una educación transformadora, justicia accesible y participación colectiva sostenida. El empoderamiento real requiere superar barreras estructurales y transformar imaginarios sociales, consolidando una red de solidaridad permanente que convierta la prevención de violencias en una realidad diaria y compartida.
¿Qué es la violencia vicaria?La violencia vicaria, mencionada en las actividades de sensibilización de la jornada, corresponde a una forma de agresión en la que el maltratador busca causar daño a la mujer a través de sus seres queridos, especialmente hijos o familiares cercanos. Este tipo de violencia se reconoce como una de las más crueles por su impacto psicológico y emocional, pues emplea a terceros como medio de control y intimidación. Comprender este término es crucial, ya que evidencia que la violencia de género adopta múltiples formas, muchas de las cuales no son visibles a simple vista, dificultando tanto la denuncia como la intervención efectiva.
El motivo de destacar este concepto en la jornada radica en la necesidad de ampliar la comprensión social sobre las violencias presentes en los entornos familiares y comunitarios. Acciones como éstas ayudan a visibilizar problemáticas que, por su complejidad y escasa denuncia, requieren especial atención en el diseño de rutas de atención y prevención desde las instituciones.
¿Qué papel desempeñan las redes de apoyo comunitario en la prevención de violencias?Las redes de apoyo comunitario son fundamentales en la prevención y contención de la violencia de género, como señalan tanto la Fundación Ideas para la Paz como la Corporación Sisma Mujer. Estas redes, formadas por grupos vecinales, organizaciones sociales y servicios especializados, ofrecen apoyo psicosocial, acompañamiento legal y refugio seguro a las mujeres en situación de riesgo. Su existencia y fortalecimiento resultan cruciales, sobre todo para quienes no cuentan con la confianza o recursos necesarios para acudir a las autoridades.
Este enfoque colectivo trasciende la perspectiva individual de autoprotección, promoviendo la solidaridad y el empoderamiento grupal. Las redes comunitarias, además, contribuyen a transformar las creencias sociales que perpetúan la violencia, generando entornos en los que la denuncia y la protección sean posible y efectiva, favoreciendo así un cambio más profundo y sostenible en la cultura ciudadana.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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