Escrito por:  Redacción Bogotá
Nov 30, 2023 - 10:20 am

Una trágica muerte de un patrullero de la Policía Nacional fue la que se dio en la noche de este miércoles 29 de noviembre en Bogotá. El uniformado, identificado como Richard Steve Pava Mazo, de 26 años, falleció en confusos hechos cuando custodiaba a un preso que se le fugó en una residencia en el sur de la ciudad, según Noticias Caracol. 

(Le puede interesar: ¿Por qué apareció la niña Eva Luna en Ciudad Bolívar y con ropa diferente? Policía responde)

Ahora, la Policía Nacional ha dado más detalles del caso. El preso, que fue identificado como Manuel Antonio Hernández, mostró fuertes señales de dolor en las celdas de Engativá, donde se encontraba recluido por los delitos de hurto calificado y agravado, de acuerdo con El Tiempo.

Una ambulancia llegó al lugar de detención y trasladó al preso en mención hasta el Hospital El Tunal. Horas más tarde, el patrullero Pava le fue asignada la misión de custodiar a Hernández, quien ya había logrado recuperarse de sus dolencias, de acuerdo con el rotativo. 

La hipótesis de las autoridades es que el delincuente logró convencer en medio de engaños al patrullero de permitirle ir a una residencia a encontrarse supuestamente con su pareja sentimental. El uniformado lo llevó hasta el parqueadero del hostal Andrius, ubicado en la calle 48 con carrera 13 sur, en el barrio Marco Fidel Suárez, según el periódico.

Una vez allí, el detenido no se encontró con una mujer, sino con dos, quienes agredieron al uniformado para evitar que siguiera al delincuente e impidiera su fuga. Incluso, el patrullero alcanzó a avisar a otros compañeros sobre lo que estaba sucediendo; sin embargo, cuando le llegaron los refuerzos, se encontraron con el cuerpo sin vida de Pava dentro del parqueadero, de acuerdo con el citado medio.

Lee También

De hecho, hay unos audios que se filtraron en el noticiero y en el que se escuchan lo que serían las últimas palabras del patrullero Pava, quien se habría quitado la vida por la presión que sentía al recibir fuertes regaños de sus superiores por dejar escapar al delincuente: “Me quitaron el armamento. Ay, Dios mío señor”. 

LO ÚLTIMO